El Fondo Monetario Internacional (FMI) revisó a la baja la proyección del crecimiento de la economía ecuatoriana de un 2,2% inicial a una contracción del 0,5%, pese a que recién firmó un acuerdo para otorgar un crédito de $4.100 millones. Y la explicación es sencilla. La proyección corresponde a América Latina y al mundo en general. Si la economía mundial va a vender menos, entonces Ecuador también venderá menos. Caen las proyecciones para la economía mundial, cae para las regiones y, lógicamente, Ecuador no puede estar por fuera de esa realidad. Los países que más contribuyeron en esta revisión fueron Brasil, Argentina, México y la misma Venezuela.
La economía de los países en general puede asimilarse con las economías de las empresas. En una compañía, por ejemplo, el gerente general puede sentarse con el gerente comercial y preguntarle: cuánto proyectaste vender en este trimestre. La respuesta inicial puede ser 300 unidades, pero con la realidad actual, por las condiciones del mercado, apenar podrá sacar 100 unidades. ¿Qué hace el gerente general? Llama al de producción y le pide que prepare los insumos y todos los materiales ya no para producir 300 unidades sino 100.
Todo está conectado y todo tiene su lógica. La revisión a la baja en las proyecciones de la economía mundial, por supuesto que tiene su efecto en la economía ecuatoriana, porque el país exporta al mundo, vende al mundo.
Ahora, siempre que se hace una proyección como las del FMI se hace necesario incluir a todos los países. Es como cuando un vendedor clasifica la fruta. Puede haber naranjas amarillas y otras menos amarilla. ¿Qué hace el frutero? Mezcla las naranjas para sacar el producto a la calle. Tal vez la bolsa que lleve solo naranjas amarillas las pueda vender en dos dólares, pero si ya van mezcladas las venda en un dólar. En la economía, a la hora de analizar una región no se puedo excluir a los países que no están bien, porque entonces las cifras serían ficticias.
Y la región tiene sus puntos oscuros. Venezuela, por ejemplo, que viene a ser para América Latina lo que Grecia fue para Europa, su talón de Aquiles. Venezuela tiene condiciones similares a los otros países de la región con una gran fortaleza en el petróleo, ahora con restricción en sus ventas por las sanciones impuestas por Estados Unidos al régimen de Nicolás Maduro. Pero mientras, Venezuela no logre superar la crisis humanitaria difícilmente logrará reactivar su aparato productivo, especialmente el sector petrolero que es su principal fuente de ingresos. Eso significa una afectación en toda América Latina. En las actuales circunstancias es imposible ayudar a Venezuela a menos que su situación interna y política se arregle.
Ecuador en ese contexto necesita apuntalar sus exportaciones y dar reglas claras a los inversionistas para atraer capitales foráneos y así aprovechar el espaldarazo del FMI y de otros organismos multilaterales, porque si no hace eso y las exportaciones caen o el precio del petróleo se viene abajo difícilmente podrá cumplir con sus obligaciones.
No hay que olvidar que el punto nuclear del acuerdo con el FMI fue el ajuste fiscal. Al Fondo le interesa que Ecuador arregle sus cuentas. La situación es muy similar al del cliente de un banco que va a solicitar un crédito. A la institución bancaria no le interesa la cantidad de dinero que tenga reflejado en su cuenta. Le interesa su capacidad de pago y su historial crediticio. Qué tan bien ha quedado con el banco.
Si hacemos un poco de historia podemos anotar que en los últimos 20 años no todos los acuerdos con el FMI se han cumplido. Hay acuerdos incumplidos, parcialmente cumplidos y apenas dos que se cumplieron. El gobierno, si quiere salir del bache, tendrá que hacer las cosas correctamente y eso puede significar despidos masivos en el sector público, porque Lenín Moreno heredó un Estado obeso. Necesariamente va a tener que subir impuestos para solventar el déficit de la caja fiscal.
Si bien la salida de personas del sector público aliviará la carga del Estado, en cuanto al gasto corriente, esas medidas deben estar apalancadas por un plan de fortalecimiento de las exportaciones, porque si reduce el déficit y vende más puede lograr un equilibrio fiscal en el mediano plazo.
Lo más riesgoso es que un aumento de los impuestos y una focalización de los subsidios pueda provocar un estallido social, pero no lo veo venir ni este año ni el otro. A lo mejor esa sea una herencia para el gobierno que viene. Aunque también está el hecho de que Lenín Moreno no quiera ser recordado como el presidente que quitó los subsidios o aumentó los impuestos y deje que el siguiente tome esas medidas.
Es un escenario de dos caras. Si Moreno decide asumir la tarea para obtener nuevos desembolsos del Fondo tendrá que eliminar subsidios o aumentar impuestos, si no lo quiere asumir podrá decir que eso le corresponde al próximo gobierno porque el suyo ya cumplió con reducir el déficit fiscal del 3,5% al 2%, por ejemplo. Pueden dibujarse varios escenarios porque el próximo año es un año ya prácticamente preelectoral.
El equipo económico de Lenín Moreno ha tenido buenas iniciativas, pero los resultados todavía no se pueden medir ni cuantificar. Además, el hecho de que el FMI y otros organismos multilaterales como el Banco Mundial o el BID hicieran un desembolso o entregado algunos créditos, en el fondo, significa que el país nuevamente tuvo que recurrir a los mercados para poder equilibrar su economía, en lugar de buscar una estrategia propia para superar la brecha fiscal.
El dinero entregado por el FMI o el Banco Mundial en parte es para cubrir el déficit fiscal y otra parte para obras de infraestructura, lo cual no está mal, pero si Ecuador habría tenido la capacidad de atraer inversión extranjera directa en lugar de nuevos endeudamientos, el efecto en la economía hubiera sido el mismo.
La economía del país se puede comparar con la de una empresa que puede recibir una inyección de capital vía préstamos o nuevas inversiones que le permitirán producir más y, por ende, vender más.
Pero el gobierno también debe tener claro que si aumenta impuestos, para cumplir con el FMI, lo mas probable es que caiga el consumo y eso a la larga terminará incidiendo en las proyecciones de crecimiento de su economía. Porque cuando se impone un impuesto se le resta capacidad al contribuyente para poder gastar dinero en algunas otras cosas. Una caída del consumo también tiene efecto en la oferta de productos, porque los empresarios dejan de producir y eso provoca desempleo y hasta recesión. Los escenarios son complejos.