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¿Visa humanitaria?

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El México de Manuel López Obrador, al parecer, intenta convertirse en el refugio de supuestos perseguidos políticos de Ecuador. Un país ideal para los socialistas del siglo XXI, porque está cerca de Estados Unidos, el ícono del capitalismo por excelencia, tan denostado en los círculos bolivarianos del cual pasaron a formar parte muchos que debieron haber leído a Marx por intermedio de Rius.

¿Socialistas? En el membrete que les garantizaba jugosos contratos por atacar y denigrar a antiguos compañeros, excolegas y casas editoriales que les abrieron sus puertas. ¿Socialistas?  Solo de oportunidad y ni siquiera leales con lo que pregonaban, ni con quienes les ayudaron en sus momentos más críticos.

El exsuperintendente de Comunicación, la espada de Damocles que Correa colgó sobre los medios, se fugó del país con destino a Bolivia tras ser enjuiciado por falsedad ideológica, un cargo amable por todo lo que representó en los diez años de persecución y amedrentamiento, de juicios y multas… Se fue a Bolivia donde el ahora expresidente Evo Morales le concedió protección sin pensarlo dos veces.

Pues de lo que se sabe hasta ahora a la menor oportunidad, con Manuel López Obrador en el poder, decidió dejar la Bolivia que le concedió amparo para irse a México con una visa humanitaria que le permite entradas múltiples, desde agosto, no desde que Morales perdió el poder. ¿Para qué quedarse defendiendo un proyecto de socialistas del siglo XXI si podía estar en un país que está junto al imperio, a un paso de las compras en Miami?

El exsuperintendente es el frasco producido en el correísmo con un dosis de oportunismo y ambición de poder. El que es leal solo con sus ambiciones e intereses personales. Es el fiel retrato del correísmo. ¿Quién más se fue a México? ¿Los hermanos Alvarado siguen en Venezuela?

Ni siquiera piensan en Argentina con el retorno del kirchnerismo, es México, porque se ponen a las puertas del imperio de la Coca Cola y las hamburguesas. No ven en Estados Unidos a Norman Mailer, Nathaniel Hawthorne, Philip Roth o Truman Capote, solo ven Miami y las compras. Esas son las personas que quisieron enseñarnos a decir qué es información o cómo se hace periodismo.

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