La tragedia que todavía vive Quilanga no tiene precedentes. Van 15 días de un dantesco incendio que no solo solo ha consumido la flora y la fauna de la zona, sino que ha arrasado con casas enteras. El domingo, un helicóptero de las Fuerzas Armadas hizo siete descargas desde el aire y el lunes otras seis, sin lograr sofocar las llamas en su totalidad. Sembrados de café y pastizales son devorados por las llamas; las microcuencas de Fundochamba y San Antonio de las Aradas están seriamente afectadas.
Quilanga es uno de los cantones más jóvenes de la provincia de Loja, ubicado en la parte sur a una distancia
aproximada de dos horas en vehículo desde la ciudad de Loja. Tiene dos parroquias rurales: San Antonio de las Aradas y Fundochamba. Se caracteriza por tener suelos con pendientes pronunciadas, ocupados en su mayoría por pasto, bosques naturales e intervenidos con plantaciones de pino y eucalipto, además de suelos utilizados para la agricultura de subsistencia.
El incendio se originó hace más de 15 días en el sector de Quinara, al suroriente del cantón Loja y ha avanzado de manera sostenida con el viento. Decenas de personas se vieron obligadas a evacuar con sus animales a una casa comunal segura. Muchas de esas personas han visto cómo se destruyen sus viviendas, como sus hogares quedan envueltos en llamas.
Los bomberos de Cuenca, Macará, Saraguro, Quilanga, Catamavo, Clavas y Loja han estado activos estas dos semanas, a los que se han sumado miembros de las Fuerzas Armadas. La magnitud de la tragedia en estos momentos es de características épicas. Y las consecuencias pueden ser inenarrables.
La solidaridad se ha activado en la misma Loja con la recolección de agua, alimentos no perecibles y ropa en buen estado para ayudar a los damnificados. El país necesita activar esa solidaridad que tanto le ha caracterizado. Quilanga necesita toda la ayuda posible.