El régimen de Nicolás Maduro anunció el inicio de los ejercicios militares en parte de la zona fronteriza entre Venezuela y Colombia, horas antes de que un grupo de 12 países de la región aprobaran la activación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar), en la Organización de Estados Americanos (OEA).
Los que votaron a favor fueron Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Uruguay, Venezuela (con el representante del presidente encargado de ese país, Juan Guaidó), Haití y República Dominicana.
El Tiar es una acuerdo que se firmó en 1947 y es incluso anterior a la fundación de la OEA. Actualmente está compuesto por 19 países que lo han ratificado, entre los cuales figura Colombia. El fundamento del Tiar es que cualquier ataque contra uno de los países miembros se considera un ataque contra todos y los compromete a tomar medidas, que incluyen el uso de la fuerza, para defender al Estado afectado.
En el caso de Venezuela, los proponentes utilizaron el artículo 6 del tratado en el cual se establecen otras razones diferentes a una agresión armada, en su sentido más clásico, que darían lugar a la activación del tratado. Según la resolución adoptada, “la crisis en Venezuela tiene un impacto desestabilizador, representando una clara amenaza a la paz y a la seguridad en el Hemisferio”.
La presencia de grupos narcoterroristas (Farc y Eln), según la argumentación, actuando en complicidad con un gobierno que consideran ilegítimo, pone en riesgo no solo a Venezuela, sino a vecinos como Colombia. A diferencia de la Carta Democrática de la OEA, cuyas sanciones son sobre todo de tipo diplomático, el Tiar ofrece una amplia gama de posibles acciones para frenar la agresión.
Entre ellas, el retiro de los jefes de misión; la ruptura de las relaciones diplomáticas; la ruptura de las relaciones consulares; la interrupción parcial o total de las relaciones económicas, o de las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, telefónicas, radiotelefónicas o radiotelegráficas, y el empleo de la fuerza armada.
Más que el uso de la fuerza, los que invocan ahora el tratado le apuntan más a medidas como el embargo económico y un bloqueo marítimo, entre otras cosas.
Para convocar a una sesión de los países miembros del Tiar, eran necesaria la votación afirmativa de la mitad más uno de sus miembros. Es decir 10 miembros. Pero para que el grupo de Consulta del Tiar -compuesto por los cancilleres de los países miembros- pueda tomar decisiones se requieren 13 votos o las dos terceras partes.
La reunión se daría en dos semanas aprovechando que los cancilleres estarán en Nueva York para la Asamblea de la ONU.
Algo que no es fácil, pues entre sus miembros figuran Cuba y otras naciones caribeñas como Bahamas y Trinidad y Tobago, que son reticentes a emplear este tipo de medidas, especialmente por la mención de un posible uso de la fuerza. Lo mismo sucede con los actuales gobiernos de Chile, Perú y Costa Rica. Se teme que se pierda otro voto si la izquierda gana las elecciones presidenciales en Argentina.
Brasil, Colombia, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Uruguay, Venezuela y Haití (que acaba de reingresar por decisión de la Asamblea Nacional) son los otros países miembros del Tiar y que votaron a favor de la cita de cancilleres.
Tal como lo anunció Maduro, este 10 de septiembre comenzaron los ejercicios que bautizó de ‘Soberanía y Paz 2019’, que aspira prolongar hasta el 28 de este mes. Un día antes de este inicio de maniobras, Maduro convocó al Consejo de Defensa de la Nación, el cual contó con la asistencia de los más altos representantes de los poderes del Estado venezolano.
El presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, acusó a Maduro de generar tensión con Colombia para “distraer la atención” ante la presión internacional por un cambio político en Venezuela, y pidió resolver la “emergencia humanitaria”.
“Lo que estamos exigiendo los venezolanos es poner fin al sufrimiento a nuestra gente, atender la emergencia humanitaria compleja (…), no estar haciendo declaraciones absurdas de guerra para simplemente distraer la atención”, dijo Guaidó.