Icono del sitio Dialoguemos

Una tragicomedia llamada Maduro

Tiempo de lectura: 2 minutos

No es solo Maduro, es el chavismo en general o ese esperpento llamado socialismo del sigo XXI que ahora obliga a los venezolanos a vivir en la oscuridad, entre motines y saqueos. Bien podría calificarse como una tragicomedia de no mediar tanta perversidad y obsesión por el poder, no solo de Maduro sino de toda una jerarquía militar que se acostumbró a la vida de jeques que les permite la corrupción y el saqueo de Venezuela.

Desde el pasado jueves los venezolanos debieron acostumbrarse a vivir sin internet, celulares, bancos, cajeros automáticos, cocinas eléctricas o aire acondicionado. Los colectivos, pandillas de motociclistas armadas con respaldo del chavismo, recorren las oscuras calles imponiendo miedo a punta de pistola, mientras los saqueos dejan imágenes de ciudades post tercera guerra mundial, como las de Maracaibo.

Y la respuesta de Maduro, que mantiene secuestrado el poder con el apoyo de los militares, es que unos grandes aparatos voladores tripulados por Estados Unidos se posaron sobre las antenas que sostienen los cables de frecuencia y comenzaron a emitir ondas electromagnéticas para tumbar el servicio eléctrico en todo el país.

La guerra imperial eléctrica, como el chavismo bautizó en un inicio al apagón, según Maduro, se efectuó en tres fases. La primera fue contra el cerebro del sistema computarizado de la empresa Corporación Eléctrica Nacional y un ciberataque desde el exterior al cerebro de conducción que queda en Caracas.

Después de ese logro de la tecnología imperialista habría llegado un ataque electromagnético, con dispositivos móviles que interrumpen y revierten los procesos de recuperación. Y la tercera fase fue la quema y explosión de subestaciones eléctricas. Tres fases claramente detalladas por Telesur, su cadena de Tv.

La ineptitud de Maduro y su círculo llega a límites risibles; el guión del ataque cibernético claramente fue redactado en La Habana que también comienza a mostrarse lenta en las reacciones para justificar la mediocridad de sus aliados en Venezuela. Debieron pasar cinco días con sus noches, desde el apagón, para que Maduro saliera a dar semejante explicación, sin especificar que el sistema no recibe mantenimiento ni inversiones desde hace años.

Salir de la versión móvil