Una marea morada volvió tomar las calles de Madrid en una gran manifestación que convocó a más de 350 mil personas, según fuentes policiales. La marcha estuvo presidida por un ambiente festivo, pero también muy reivindicativo, con la que han reclamado la igualdad real, en voz alta y con paso firme, han denunciado el machismo criminal y han defendido la vigencia del feminismo.
“Si paramos nosotras, se para el mundo”. Con este lema, los grandes sindicatos, Comisiones Obreras y UGT, han convocado paros de dos horas por turno, mientras que los minoritarios, como CGT y CNT, llaman a una huelga de 24 horas. El objetivo fue repetir el histórico éxito del año pasado, cuando millones de personas participaron en una inédita huelga feminista y en las marchas del 8 de marzo en España.
En Ecuador la marcha se concentró primero en el Ministerio de Relaciones Laborales y estaba previsto que avanzara hasta la Asamblea Nacional.
En Argentina también hubo una multitudinaria concentración en Buenos Aires, convocada por varias organizaciones feministas y sindicales. La concentración fue en las inmediaciones del Congreso. Desde allí una decena de agrupaciones se movilizarán a Plaza de Mayo. Hay otros puntos de concentración en distintos sitios de la Ciudad como 9 de Julio y Belgrano, Plaza Constitución y 9 de Julio y Venezuela.
La lucha feminista global avanza a distintas velocidades y con diferentes modalidades. España está claramente a la vanguardia en esta materia, con su convocatoria de huelga y manifestaciones. Argentina, donde el movimiento feminista ha cobrado fuerza durante una larga la lucha por la reforma de la legislación sobre el aborto, también se prevén multitudinarias protestas callejeras.
En la mayoría de países las reivindicaciones de los derechos de la mujer en el 8 de marzo han adquirido tintes de menor intensidad, con concentraciones o gestos simbólicos más que luchas masivas, en nada similares a las que vivieron España o Argentina.
La movilización en Francia comenzó a las 15.40, hora a partir de la cual se considera que, debido a la llamada brecha salarial, las mujeres francesas empiezan a trabajar gratis. A esa hora estaba convocada una huelga y concentraciones en varias ciudades. Macron “ha declarado la igualdad la gran causa del quinquenio y promueve una diplomacia feminista en el G7, pero el de la mujer sigue siendo el presupuesto más bajo del Estado y sigue sin haber un plan nacional contra las violaciones y para combatir combatir los feminicidios”, dijo. Cada tres días muere una mujer asesinada por su pareja en Francia, según datos oficiales. Informa Marc Bassets desde París.
En Reino Unido, el Parlamento británico decidió ondear la bandera del Día Internacional de la Mujer. Durante un debate en torno a esta celebración, la laborista Jess Phillips leyó uno a uno los nombres de las 130 mujeres víctimas de violencia de género fallecidas en el último año. Durante siete minutos se hizo el silencio en la Cámara y la tensión del momento resultó evidente.
En Bélgica, un movimiento de base y espontáneo lanzó una convocatoria de huelga general y la celebración de actos reivindicativos en todo el país, con manifestaciones en las principales ciudades belgas. Y en Bruselas, un servicio de guardería organizado por la plataforma Collecti.e.f. 8 maars, ofreció el cuidado de niños desde las 9 a las 20 horas para facilitar el cierre de las guarderías y la asistencia de las madres a los actos.
Las protestas contra la desigualdad, la discriminación y la violencia de género se han multiplicado a pesar de que Bélgica es uno de los seis único países del mundo que, según el Banco Mundial, ha logrado en la última década la igualdad plena en derechos legales entre hombre y mujer (junto a Francia, Suecia, Dinamarca, Letonia y Luxemburgo).
En Alemania, Berlín se convirtió en el primer Estado federado, y el único del país, en declarar el 8 de marzo como día festivo gracias a un consenso político alcanzado en el mes de enero por los tres partidos políticos que forman el gobierno de la ciudad. La fiesta fue aprovechada por miles de personas, en su mayoría mujeres ,que se congregaron en Alexanderplatz, para “celebrar, golpear y luchar”, como dijo Friederike Benda, una organizadora de una multitudinaria manifestación que se realizó bajo el lema Día de combate para las mujeres.
La canciller Angela Merkel y el resto de sus ministros no acudieron a sus despachos, pero tampoco se dejaron ver en la manifestación de las mujeres que reunió a unas 10.000 personas, según las organizadoras.
En Italia, múltiples manifestaciones fueron convocadas en varias ciudades. En un país tradicionalmente muy conservador, la lucha feminista se afianza en la agenda pública.
En Turquía, la policía utilizó este viernes gas lacrimógeno y pelotas de goma para dispersar una multitudinaria manifestación por el Día de la Mujer en Estambul, después de dos horas de concentración pacífica. Los agentes lanzaron varias andanadas contra las manifestantes que se habían concentrado en la avenida Istiklal, la principal arteria comercial y de ocio de la ciudad, para denunciar las políticas del Gobierno islamista y las estructuras patriarcales bajo lemas como No tenemos miedo.
En Brasil se usó como icono de la opresión patriarcal brasileña la cara de Marielle Franco, la más famosa de las mujeres asesinadas en 2018, una concejala de Rio de Janeiro, de izquierdas, negra y lesbiana, que murió a balazos en su auto, posiblemente por un rival político.
En Estados Unidos, el Día Internacional de la Mujer tiene un perfil relativamente bajo, en cuanto a paros y manifestaciones, pero está presente en diversas esferas de la vida pública, a través de gestos y adhesiones. Coincidiendo con el 8M, por ejemplo, la selección nacional estadounidense de fútbol femenino, vigente campeona del mundo, demandó por discriminación de género a la federación nacional. La demanda, presentada por las 28 jugadoras, supone un paso dramático en la larga batalla que mantienen las campeonas con su empleador, el organismo que gobierna el fútbol en Estados Unidos, sobre las desigualdades salariales y las condiciones de trabajo. Y se produce a solo tres meses de que arranque en Francia la Copa Mundial Femenina, competición en la que Estados Unidos parte como favorita.