La resolución 471 de la Junta Monetaria ha quedado sin aplicación. La decisión –vigente desde el 1 de enero de este año- determinaba un nuevo sistema de cobro de intereses en las tarjetas de crédito.
La Junta Monetaria tiene cierta independencia (en el gobierno anterior se volvió 100% dependiente) y puede tomar decisiones, pero es obvio que el gobierno puede al menos intervenir y sugerir. Sobre todo en el esquema de dolarización en que las decisiones que toma no son relativas a política monetaria y todos los abusos que eso puede generar, sino más bien a política financiera que es de otra naturaleza.
Por eso, está bien que se haya dado marcha atrás en esta decisión.
Lo que no me parece correcto es que el caso sirva para plantear una supuesta regresión en derechos. Si eso tiene sentido, entonces mañana no se puede hacer ningún ajuste de precios en la economía porque es una regresión. Lo que se establece en estos mecanismos de mercado, no son derechos, son solo precios circunstanciales.
En una economía de mercado, las decisiones deben ser más bien libres por parte de los actores. Los bancos deben, por ende, poder decidir sus políticas incluyendo los intereses, pero eso implica al menos dos cosas: uno, que haya real competencia en el mercado y eso no es obvio cuando hay tan pocos bancos internacionales de alto nivel que generen más competencia; dos, los actores también deben medir los momentos. Por un lado, hace poco se dio el problema de los cobros indebidos que hacían los bancos a nombre de clientes y quedaron mal parados, no parece pues el momento adecuado para cambiar la política en las tarjetas de crédito. Por otro lado, la economía vive un momento difícil, y en consecuencia tampoco es el momento para cargar más costos a los clientes, sino que la banca recupere recursos vía más eficiencia.
Los usuarios, en general, no saben cómo manejar adecuadamente el dinero plástico. Hay una tendencia a tener demasiadas tarjetas, a “aprovechar” en exceso ofertas como el “pague a partir del tercer mes”, hacer pagos mínimos, etc…ciertamente hay que ser muy cuidadosos y evitar sobre endeudarse. Lo aconsejable es tener máximo dos tarjetas, solo endeudarse en una tarjeta para cosas importantes, llevar una cuenta especial y clara de sus tarjetas y no pagar solo mínimos.
Es verdad que con las cifras de desempleo y la crisis que vive el país debe haber mucha gente que no ha podido pagar sus consumos. Hay que ir poco a poco liquidando esas posiciones, pagando al menos un poco más que el mínimo y tener un plan para que, en un número determinado de meses, se pueda alcanzar una mejor posición. Nadie puede desendeudarse mágicamente, pero sí mejorar.
Es evidente la sobrerregulación que rige sobre la banca. Entre otras cosas cualquier producto que quieran lanzar los bancos, requiere mil aprobaciones. Hay exceso de límites en las tasas de interés y, aunque creamos que eso es una ventaja, finalmente no lo es, porque hay gente que no puede acceder al sistema financiero y no le queda más remedio que acudir al chulquero o a mecanismos mucho más caros.
Hay voces que se pronuncian sobre abrir el mercado a banca internacional para que en la competencia los precios de los servicios bancarios bajen. Eso es un hecho y lo he sostenido desde hace muchos años: necesitamos más banca internacional de altos estándares, pero claro, es fácil decirlo y no tan fácil lograrlo: las dificultades derivan del entorno económico del país y mundial, las regulaciones locales, entre otros factores.
También hay voces que piden la renuncia del Ministro de Finanzas. Esto es un tema secundario como para ir a ese extremo.