Joaquin Loera El Chapo Guzmán fue declarado culpable por los 10 cargos imputados en su contra, que incluyen participación en una empresa criminal, conspiración internacional para distribuir cocaína, heroína y marihuana, uso de armas de fuego y conspiración para lavado de dinero. Ese fue el veredicto del jurado popular que durante casi tres meses examinó en Brooklyn los testimonios y las evidencias presentadas en su contra en el mayor juicio por narcotráfico celebrado en Estados Unidos.
Queda entonces en manos de la corte de Brooklyn decidir la sentencia a la que será sometido y que la pasaría en una prisión federal de Colorado que es la más segura de Estados Unidos.
La suerte de El Chapo, de 61 años, ha estado en manos de ocho mujeres y cuatro hombres, vecinos anónimos de los barrios de Brooklyn, Queens y Long Island. El Chapo fue imputado con 17 cargos penales, pero la Fiscalía se concentró en 10 para agilizar el proceso. La Fiscalía tuvo que probar que distribuyó droga de manera concertada, actuó como gestor de la organización, sobornó, torturó y asesinó para proteger y hacer crecer el negocio.
Durante el juicio se cruzaron decenas de testimonios y cientos de evidencias para demostrar cómo El Chapo hizo negocios con un grupo de criminales para compartir los beneficios y los riesgos del narcotráfico. Se identificó como colíder a Ismael El Mayo Zambada, aún prófugo.
La Fiscalía presentó su causa durante 11 semanas. Llamó al estrado a 56 testigos, 14 de ellos cooperantes protegidos. Dibujaron con su recuento el cuarto de siglo durante el que Joaquín Guzmán lideró el cartel. La defensa lo hizo en media hora y con un solo testimonio. Concentraron la munición en el interrogatorio a los delatores.
Doce de los 14 cooperantes tenían acuerdos de colaboración, como los capos colombianos Juan Carlos Ramírez, alias Chupeta, y los hermanos Cifuentes. “No les pedimos que tengan simpatía hacia ellos”, dijo la fiscal, “solo que determinen si sus testimonios tienen sentido con las pruebas aportadas”. Once trabajaron o fueron socios del cartel bajo el liderazgo de El Chapo e Ismael Zambada.
Aunque se trataba de un juicio por narcotráfico, los cooperantes describieron cómo la corrupción empapó todos los niveles de gobierno en México. La defensa argumentó que se trata de una trama y denunció una conspiración entre las autoridades mexicanas y el Gobierno de EEUU para que El Mayo Zambada siga campando a sus anchas tras medio siglo liderando el cartel mientras les paga sobornos.
Aparte de los testimonios, no se presentaron evidencias que lo demostraran. Incluso si era cierto, como dijo Cogan al inicio del juicio, eso no eximía a El Chapo de los cargos que se le imputaban. La defensa trató también de hacer ver al jurado que El Mayo sacó tajada del mito que supuestamente se fabricó en torno a su socio, lo que le permitió dirigir en la sombra la empresa criminal y preservar su poder.
El testimonio de los cooperantes no entró en cuestiones políticas, pero puso en evidencia que la construcción del muro con México no sirve para frenar el tráfico de droga. La cocaína cruzaba la frontera escondida en compartimentos secretos en coches de particulares con permiso de trabajo, camiones dedicados al transporte de alimentos, trenes cisterna, yates y pesqueros.