El cierre parcial del gobierno de Estados Unidos llegó a los libros de historia el sábado como el más largo, mientras los miembros del Congreso se fueron de la ciudad y no había negociaciones programadas con el presidente Donald Trump que dedicó su tiempo a enviar mensajes por Twitter, según la agencia Associated Press.
Trump no indicó si iba a seguir adelante con la declaración de emergencia que pondría fin a un impasse, ni si daría el dinero para su muro en la frontera con México sin aprobación del Congreso que provocaría desafíos legales y una tormenta política.
Trump desató una serie de tuits tratando de refutar la idea de que no cuenta con una estrategia para poner fin a lo que se ha convertido en el cierre de gobierno más largo en la historia de Estados Unidos cuando el sábado llegó a su día 22. “¡Las elecciones tienen consecuencias!”, declaró en relación a la elección de 2016 en que “prometí seguridad” y, como parte de esa promesa, un muro fronterizo.
La Cámara de Representantes, ahora controlada por los demócratas, se niega a darle dinero a Trump para su muro, mientras Trump amenazó otra vez con que el cierre puede ser por tiempo indefinido.
El mandatario había asegurado que aprobará una ley que pasó en el Congreso para proporcionar paga retroactiva a unos 800 mil empleados federales que no reciben sus salarios durante el cierre. Los cheques debieron salir el viernes, pero muchos empleados recibieron talones de pago con ceros.
Casi la mitad de los empleados del Departamento de Estado en Estados Unidos, y como una tercera parte en el extranjero, están bajo licencia durante el cierre. Con la excepción de algunos empleados locales en el extranjero, el resto trabaja sin paga, como aquellos que tienen la tarea de apoyar al secretario de Estado, Mike Pompeo, durante un viaje por el Medio Oriente.
Una declaración de emergencia nacional por parte de Trump podría acabar con el punto muerto al permitirle utilizar fondos existentes no utilizados para construir el muro fronterizo entre México y Estados Unidos sin necesitar aprobación de la Cámara. Los demócratas se oponen a la medida, pero es probable que no puedan evitarla. Muchos republicanos también están recelosos ante la idea.