Las carreteras y vías de la provincia de Imbabura amanecieron paralizadas este 15 de noviembre por los transportistas. Ellos en el fondo lo único que buscan es presionar a la Asamblea para detener las reformas a la Ley de Tránsito. El número de víctimas en las carreteras y la magnitud de las tragedias fue el detonante para que desde diversos organismos de la sociedad civil se propongan cambios en esa normativa que permitan garantizar la vida de las personas en las carreteras; mejorar la seguridad vial no solo con el endurecimiento de las sanciones, sino con mayores requisitos a la hora de obtener licencias o recuperar puntos perdidos.
¿Que es lo que proponen las reformas? Según la Ley de Tránsito vigente, una vez que un conductor pierde los 30 puntos, la licencia queda suspendida de forma automática por 90 días. Para recuperar solo 15 puntos es obligatorio tomar un curso en los organismos acreditados por la Agencia Nacional de Tránsito.
La reforma plantea que quien pierda los primeros 30 puntos se debe presentar a un curso intensivo de 120 horas, dentro de los 30 días siguientes, si no cumple el curso la licencia quedará suspendida por 90 días.
Según la ley vigente, para obtener una licencia tipo D (buses intracantonales, interprovinciales e intraprovinciales) el conductor debe ser mayor de edad y cumplir siete meses de preparación en alguna de las 73 escuelas autorizadas por la Agencia Nacional de Tránsito.
La reforma obliga, a quien aspire a ese tipo de licencia, a ser mayor de edad, aprobar un curso dos años y tener al menos cinco años de experiencia conduciendo camionetas, furgonetas o taxis convencionales. Así la edad mínima para quien conduzca un bus ya no será 18 años.
Solo en 2018, ocho accidentes de gran magnitud con buses intra e interprovinciales dejaron 92 muertos en las carreteras. Hasta agosto de 2018, hubo 137 personas fallecidas por accidentes en los que estaban involucrados conductores de buses. Oponerse a las reformas a la Ley de Transito, que solo buscan garantizar la seguridad vial, es como dar una bofetada a las víctimas de esas tragedias y a sus familias, al igual que a toda la sociedad que ha mirado con espanto los dramas en las carreteras.