Este 26 de septiembre la revista científica AUK, especialista en temas relacionados a la anatomía, el comportamiento y la distribución de las aves , medio oficial de la American Ornithological Society, reporta el hallazgo de una nueva especie de colibrí en los páramos del suroccidente, entre la frontera entre El Oro y Loja.
El hallazgo se dió el pasado abril del 2017 cuando el naturalista Francisco Sornoza, obtuvo una fotografía en una visita al Cerro de Arcos, en la provincia del Oro. Pocos días después, en la misma zona, un macho adulto fue fotografiado. Una semana más tarde –y hasta mayo de 2018– varios machos y hembras fueron observados, grabados y estudiados para fines científicos, en esa y otras localidades cercanas a Zaruma y en la provincia de Loja.
Este hallazgo requería de un riguroso proceso científico. El equipo de investigación estuvo conformado por Francisco Sornoza (Instituto Nacional de Biodiversidad, INABIO), Juan Freile (Comité Ecuatoriano de Registros Ornitológicos, CERO), Jonas Nilsson (Wild Sumaco), Niels Krabbe (Museo de Zoología, Universidad de Copenhagen) y Elisa Bonaccorso (Instituto BIOSFERA, Universidad San Francisco de Quito.
El equipo de investigadores locales con el apoyo de las instituciones académicas involucradas determinó que se trataba de una nueva especie muy emparentada con la estrella de cabeza verde (Oreotrochilus stolzmanni), que vive en el norte de Perú y el sur del Ecuador, la cual tiene cabeza y garganta verde. La nueva especie, llamada Oreotrochilus cyanolaemus (estrella de garganta azul), también tiene cabeza verde, pero su garganta es azul profundo, una característica única que la distingue entre las otras seis especies de estrellas descritas hasta la fecha.
Este descubrimiento guarda especial importancia debido a que la última especie de ave descubierta en Ecuador se describió en el año 2000. Además, el nuevo colibrí es endémico de El Oro y Loja; es decir, solo ha sido reportado en esa zona. Este hallazgo podría sugerir que en las zonas montañosas de estas 2 provincias podrían haber otras especies nuevas de organismos menos móviles como: ranas, sapos, serpientes y ratones.
Debido a que esta especie vive en un área muy pequeña, donde la degradación del hábitat es vasta a causa de la quema del páramo, la agricultura, la ganadería y las concesiones mineras, se lo ha clasificado como “en peligro crítico”. Por esta razón, a pesar de que ya hay algunas iniciativas de conservación en marcha, queda muy poco tiempo para salvarla de la extinción.