El ciclón perturbó los sistemas de transportes en el oeste de Japón y obligó a la suspensión de más de 1.000 vuelos a raíz del cierre del aeropuerto de Kansai, cerca de Osaka.
Se prevé que el tifón, cuyos vientos alcanzaron los 216 km/h, avance por el archipiélago debilitándose ligeramente, pero provocando condiciones climáticas extremas hasta el lunes, según las autoridades.
En total, 84 personas sufrieron heridas leves -principalmente cortes por vidrios rotos- y una mujer fue declarada desaparecida en la región de Miyazaki, que sufrió precipitaciones récord e inundaciones puntuales.
Las autoridades emitieron advertencias de evacuación no obligatorias a 1,5 millones de residentes de todo el país, según la cadena pública NHK. Casi 500.000 hogares en Kyushu y Okinawa se quedaron sin electricidad, de acuerdo con los servicios públicos locales.
La agencia meteorológica japonesa advirtió que el tifón podía provocar fuertes vientos, precipitaciones, corrimientos de tierra e inundaciones, así como relámpagos y tornados por todo el país.
Las fuertes rachas de viento y las lluvias hacían imposible salir al exterior, según Yuji Ueno, un funcionario de la localidad de Shirahama, cerca de Tanabe.
El tifón Trami es el último de una serie de fenómenos climáticos extremos en Japón, que sufrió tifones, inundaciones, terremotos y olas de calor en los últimos meses que se cobraron una importante cantidad de vidas y provocaron amplios daños materiales.