Según la teoría de la evolución de Charles Darwin primero fue el huevo, pero entendido este como el huevo en general y no un huevo del que luego nació una gallina. Años después, investigadores genéticos argumentaron a favor de esa teoría con la evidencia de que el material genético de una especie no puede modificarse durante la vida del animal. Además, la gallina tal y como se la conoce en la actualidad habría evolucionado de otra especie de ave y por lo tanto la mutación debió darse en un embrión dentro de un huevo preexistente, porque la información genética no puede ser modificada en vida. Hay también argumentos en contra de esos argumentos.
¿Qué fue primero: un elemento X que no puede existir sin otro elemento Y, o un elemento Y que no puede existir sin otro elemento X? Esa es la pregunta que parece haberse planteado la presidenta del Consejo Nacional Electoral, Nubia Villacís, con una bastante elemental asesoría para defender su cargo ante la evaluación de sus funciones que se apresta a realizar el Consejo de Participación Transitorio.
Villacís rechazó que en el informe de evaluación realizado se declare la ilegitimidad de su cargo y el de tres de sus compañeros, por haberse prorrogado en funciones luego del fin de su período, en noviembre del año pasado.
“Si no fuese legal y legítima mi gestión, primero como Consejera, luego como Vicepresidenta y ahora Presidenta de la Función Electoral, ustedes señores miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio, estarían ilegítima e ilegalmente arrogándose funciones puesto que ustedes son producto del Referéndum y Consulta Popular llevado a cabo el 4 de febrero del 2018, cuando estaba prorrogada en funciones”.
¿Qué pretende decir Nubia Villacís? ¿Acaso intenta decir que el pronunciamiento de la mayoría de ecuatorianos en la jornada electoral del 4 de febrero de 2018 es nulo porque toda la democracia del país gira alrededor de ella y sin ella nadie podría haber acudido a las urnas? ¿Si los miembros del Consejo de Participación Ciudadana están ilegítimamente arrogándose funciones, también lo estaría el Presidente de la República primero, por proponer sus nombres como estipulaba la Consulta Popular y el Referéndum, y la Asamblea por seleccionar a los consejeros?
¿Por qué la presidenta del Consejo Nacional Electoral no dirige la carta, en los mismos términos en los que se dirigió al Consejo de Participación Ciudadana, a la Presidencia de la República y la Asamblea Nacional que por mandato popular seleccionaron a los miembros del Consejo Transitorio? ¿Qué fue primero?, ¿la democracia o Nubia Villacís?
Lo que ha dejado claro el proceso iniciado con el Referéndum y la Consulta Popular del 4 de febrero de 2018 es que los titulares de todas las instituciones del Estado creyeron que el servicio público era el servicio a quien detenta el poder. Pasó con el defensor del Pueblo, pasó con el Consejo de la Judicatura, pasó con el anterior Fiscal y ahora pasa con los vocales del Consejo Nacional Electoral.
El país y las instituciones no giran en torno a personas, giran en torno a procesos democráticos. El país evidentemente fue desinstitucionalizado por un proyecto político personalista, ni siquiera de un partido. Un proyecto personalista que llegó a negar la división de poderes y a asegurar que todo el poder se concentraba en Carondelet. Ahora que las cosas no son así es como si se hubiera producido un cortocircuito y nadie supiera para dónde correr.
La democracia ecuatoriana, con todas las instituciones cooptadas por un caudillo, era la mejor del mundo, el ejemplo para el universo planetario porque podrán cortar las flores, pero no detener la primavera y otras cursilerías, ahora con instituciones liberadas de los mejores amigos del expresidente es dictadura.
Los exmejores amigos de Ecuador que se llenaban la boca para hablar de soberanía y de no injerencia en los asuntos de otros Estados, como Nicolás Maduro y Evo Morales, ahora se creen con el poder de sentenciar que en el país hay una justicia secuestrada solo porque una jueza dictó una orden de prisión preventiva contra un expresidente involucrado en un delito común, probado hasta la saciedad en un proceso iniciado en Colombia, pero que aquí en Ecuador se lo puso bajo la alfombra, como la basura incómoda en una casa que recibe visitas inesperadas.