Nahir Galarza, de 19 años, fue condenada a prisión perpetua por homicidio agravado de Fernando Pastorizzo por los jueces Mauricio Deruddi, Arturo Dumón y Alicia Vivian. El tribunal desestimó los agravantes de alevosía y de uso de arma de fuego planteados por la fiscalía y la querella. También, que la imputada hubiera sido víctima de violencia de género, como pretendía su defensa, según diario La Nación de Argentina.
Los jueces resolvieron prorrogar la prisión preventiva de la acusada por existir peligro de fuga, dada la magnitud de la pena. Es que de quedar firme la condena Nahir deberá pasar 35 años en la cárcel.
“La única vencedora es la justicia. Hoy triunfó la justicia, triunfó la verdad. Fernando no va a estar más entre nosotros, pero esto sienta un precedente -sostuvo Gustavo Pastorizzo, padre de la víctima-. El fallo es una caricia al alma. No me siento aliviado, sí tranquilo. La gente sabe que fue un asesinato a mansalva, de una manera cruenta. Siempre fuimos con la verdad y de frente”.
“Hasta que no tengamos el fallo completo no voy a hacer un análisis, pero lo que me llama la atención es que con mi equipo, que somos entre 15 y 20, nos llevó mucho tiempo analizar las pruebas; entonces no entiendo cómo en tan poco tiempo el Tribunal pudo analizar todo” , dijo el abogado de Nahir, Horacio Dalgainz
El juez Deruddi fue el encargado de leer el veredicto. Deruddi explicó que el tribunal había entendido que los disparos que terminaron con la vida de Pastorizzo no fueron accidentales, sino “dirigidos a menoscabar la vida de Fernando Pastorizzo”.
“Quedó destruida la hipótesis de la defensa de que los disparos fueron involuntarios”, afirmó el magistrado.
Así como los jueces dieron por acreditados tanto el vínculo que unía a Fernando y a Nahir como “la materialidad del hecho y la intervención en él de la acusada”, entendieron que, al contrario de lo que pretendía la fiscalía, no aparecieron probadas las “circunstancias de modo” que permitieran aseverar que el crimen fue cometido con alevosía. Tampoco verificaron que “la violencia emergente del uso de un arma de fuego” para ejecutar el asesinato “sea aplicable como agravante” a la hora de fijar la sentencia.
La certeza de la existencia de la relación de pareja bastó para encuadrar el hecho como un homicidio calificado por el vínculo, para el cual solo corresponde la pena de prisión perpetua, según está tipificado en el artículo 80, inciso 1°, del Código Penal.
Anoche, amigos y familiares de Pastorizzo se concentraron en el céntrico cruce de 25 de Mayo y Rocamora en una vigilia para “agradecer a toda la gente por el apoyo” durante los seis meses que pasaron desde el crimen y reafirmar el pedido de “justicia y perpetua para la asesina de Fernando”. Hoy volvieron a reunirse en la puerta de los tribunales para esperar la sentencia.
La semana pasada, durante sus alegatos, los fiscales Sergio Rondoni Caffa y Lisandro Beherán expusieron los elementos que, según consideraron, acreditaban sobradamente el vínculo entre ambos jóvenes.
Cuando declaró ante los jueces del tribunal, Galarza había afirmado: “Soy la única que estuvo ahí y puedo asegurar que fue todo rápido, feo, que ninguno de los dos tuvo tiempo de nada, que fue un accidente”. También sostuvo que era víctima de la violencia de Fernando Pastorizzo, a quien negó como novio, aun cuando admitió que con él había tenido su iniciación sexual y que, desde aquella primera vez, habían seguido viéndose.
Todo comenzó el 29 de diciembre del año pasado, cuando Fernando Pastorizzo fue hallado muerto de dos tiros en una calle de tierra de Gualeguaychú. “Llegamos a la casa de mi abuela, una calle de tierra; bajó la velocidad cuando dobló y en un momento pierde el equilibrio… venía manejando con una sola mano -alegó Nahir en el juicio-. Tuvo que agarrar la moto con las dos manos y yo en ese momento me agarré de él y le saqué el arma. No tengo idea cómo la agarré y en el momento en que se la saqué él se dio cuenta y frenó la moto. Yo me quedé aturdida de repente y nos caímos los dos para el costado, y cuando me alcanzo a levantar, aún aturdida, fueron los dos disparos. Fue un segundo nada más, todo muy rápido”.
“No he encontrado cómo describir lo que sentía. Tenía la mente en blanco. Estaba nerviosa y aturdida, viendo todo desde lejos. No sabía qué hacer. Nunca me había imaginado pasar por una situación así. No supe qué hacer. Él estaba ahí y estaba el arma de mi papá en el medio. No me podía quedar, pero tampoco me podía ir. No sabía qué hacer. Se me había apagado la mente. No sé cómo explicarlo. No tenía idea de nada. Me fui a mi casa y estaba todo igual. Estaban todos durmiendo. Me fui a mi habitación y me quedé esperando. Yo sabía que Fernando había recibido un disparo, pero del otro (disparo) no sabía. Que estuviera herido no significaba que se iba a morir. Ni se me cruzaba por la cabeza. Me enteré cuando me llamó la mamá de Fernando. Se me paró el corazón cuando vi que me llamó ella. Ahí me enteré de lo que había pasado. Ella me preguntó si había estado con él, porque Fernando había fallecido”.
Su testimonio no convenció a los jueces.