Después de 60 partidos disputados, cuatro selecciones que partían en el ramillete de aspirantes, aunque no en el primer plano del favoritismo, encaran las semifinales del Mundial de Rusia dispuestos a escribir una nueva página en la historia de sus países.
Más que rememorar épocas más o menos pretéritas, de querer emular a equipos para el recuerdo, los cuatro supervivientes, Francia, Bélgica, Croacia e Inglaterra, quieren plasmar sobre el césped de los coliseos de Moscú y San Petersburgo su propio relato.
La competición, caprichosa casi siempre, y en esta oportunidad plena de emoción más que de calidad, deja para la resolución del torneo a dos equipos que han sido campeones mundiales en una ocasión, franceses e ingleses, contra dos que han igualado su mejor prestación.
Francia e Inglaterra se coronaron como anfitriones en 1998 y en 1966 ante los dos equipos que dominan el historial de la Copa del Mundo, Brasil y Alemania.
Bélgica llegó a la semifinal en México 1986 pero se topó con el gran Diego Armando Maradona y Croacia con la Francia de Zinedine Zidane, aunque en su semifinal su verdugo fue inesperado, Lilian Thuram, con sus dos goles.
Son momentos que permanecen imborrables en la memoria de los cuatro países, de los que emergen nombres escritos con letras de oro en los libros del fútbol mundial.
Pero, sin querer obviarlo, los semifinalistas de Rusia 2018 han coincidido en señalar que esas referencias, esos hitos, no dejan de ser pasado, y que lo que quieren es poner broche a este presente ilusionante.