Danald Trump rectificó y firmó una orden para evitar la separación de niños y familias migrantes sin papeles. “Queremos mantener a las familias juntas. Es muy importante. Voy a firmar algo pronto sobre inmigración que va a hacer eso”, dijo el presidente de Estados Unidos tras la oleada de protestas y la presión de los propios republicanos.
La ola de protestas, dentro y fuera de Estados Unidos, por la separación de niños y familias migrantes sin papeles forzó a Trump a dar marcha atrás en esta política. La Casa Blanca preparó una orden ejecutiva que ponga fin a una práctica que ha causado estupor entre los propios republicanos, provocado la condena del Papa, la reprobación de Naciones Unidas y el rechazo de otros Gobiernos, como el de Reino Unido.
Trump ha explotado electoralmente el discurso antiinmigración con éxito y sin contemplaciones hasta ahora, pero el golpe a la infancia ha roto finalmente una costura.
"Mantenemos a las familias juntas, pero a la vez mantenemos la frontera fuerte", dijo Trump. "No nos gusta ver a familias separadas, pero a la vez no nos gusta ver entrar ilegamente a gente". (eal) https://t.co/3i6hiBtxNs
— DW (Español) (@dw_espanol) 20 de junio de 2018
“Queremos mantener a las familias juntas. Es muy importante. Voy a firmar algo pronto sobre inmigración que va a hacer eso”, confirmó Trump esta mañana. Se trata de una rectificación explícita del presidente de EEUU, quien siempre saca pecho por su dureza negociadora y había tomado el drama de los niños sin papeles como moneda de cambio para lograr una legislación migratoria más dura.
EEUU empezó a separar desde abril de forma generalizada a las familias que intenta entrar ilegalmente, después de un cambio de criterio de la fiscalía. Bajo una nueva doctrina de “tolerancia cero”, todo inmigrante indocumentado se considera un delincuente y se le procesa judicialmente como tal, aunque no tenga antecedentes penales, por eso los niños no pueden seguir junto a ellos y son separados.
La crisis estalló en la opinión pública en los últimos días, cuando se hizo público que en el lapso de apenas seis semanas, entre el 19 de abril y 6 de junio, la Administración había separado a unos 2.000 niños, a veces bebés, de sus progenitores o familiares adultos.