La Armada del Ecuador avistó la tarde del miércoles la flota pesquera china que el año pasado provocó terror en el mar territorial de varios países de América Latina. Son 2.500 embarcaciones pesqueras de agua distante, de las cuales el 10%, entre 200 y 300, pescaron a poca distancia de la Zona Económica Exclusiva Insular, al sur de las islas Galápagos.
Son barcos que se mueven con grandes tenazas, redes de una milla de largo capaces de capturar todo lo que se mueve a su alrededor, capaces de procesar en el mismo lugar toda la pesca del día. Es una industria capaz de capturar 25 millones de toneladas métricas anuales de peces, que va del África a los países de las costas del Pacífico. Y uno de sus puntos preferidos al parecer es el de las islas Galápagos.
El año pasado uno de esos barcos fue capturado en plena Reserva Marina con especies bajo protección.
Según un reportaje de BBC Mundo, entre las materias primas que busca China en la región no solo están el petróleo o los minerales, sino también el pescado, ya sea el calamar gigante o el bacalao en aguas de Argentina, el atún en las de Chile, la totoaba en las de México y el tiburón en las de Colombia y Ecuador. De ahí que muchas de estas empresas pesqueras reciban subvenciones estatales.
La alta dependencia de las economías de la región del gigante asiático ha impedido una acción coordinada contra esta amenaza global y es bastante significativo que ahora la Armada ecuatoriana haya sido la primera en advertir la presencia de la flota y que las autoridades adviertan con acciones inmediatas en caso de ocurrir una violación a la soberanía del mar territorial. Pero no es suficiente, la sola presencia de la flota en los alrededores de las Galápagos ya da cuenta de la depredación a la que puede ser sometida uno de los mayores patrimonios de la humanidad.