Venezuela está a las puertas de ser suspendido por quiebre del orden democrático de la Organización de Estados Americanos, el principal foro político del continente en el que su canciller tuvo una lamentable participación. Unos 19 países dieron el visto bueno para aplicar la mayor sanción de la entidad al país gobernado por Nicolás Maduro al desconocer las últimas elecciones convocadas por una fraudulenta Asamblea Constituyente.
La resolución de 10 puntos, que declara “ilegítimo” la elección presidencial venezolana del 20 de mayo por no haber contado con las garantías para considerarse un proceso libre, fue aprobada por Estados Unidos, los 14 países del Grupo de Lima y República Dominicana, Bahamas, Jamaica y Barbados.
El documento reclama la aplicación “de manera estricta” los artículos 20 y 21 de la Carta Interamericana de la OEA, que establecen que se puede intervenir en un Estado cuando se ha producido la rotura del orden democrático. También incluye una petición para que el Gobierno permita el ingreso de ayuda humanitaria.
Finalmente el chavismo está siendo aislado del continente. La postura del Ecuador que podría considerarse tibia al menos no se alineo con Venezuela, Bolivia y la dos islas caribeñas que votaron en contra de la resolución empujada por Estados Unidos. Ni Nicaragua se puso del lado venezolano.
Ninguna dictadura puede ser eterna, más si todos los países de la región son testigos presenciales del horror que viven cientos de miles de venezolanos obligados a vivir una migración forzosa, cargando toda su vida a cuestas en una maleta.