Con el argumento de la supuesta politización de la justicia, el anterior gobierno llevó a los ecuatorianos a una consulta popular para preguntarle si le permitía meter mano en la justicia. Ganó con un apretado margen, pero igual lo hizo. Metió la mano. Su control fue clave para, desde Carondelet -donde estaba el presidente que se creía presidente de todas las funciones del Estado-, someter a todas las instituciones del Estado. Ni una hoja se movía en los juzgados sin su visto bueno en su afán de hacer una patria a su imagen y semejanza. Creyó que la patria era él.
Con un Consejo de la Judicatura que hizo del error inexcusable una espada de Damocles lista a caer sobre la cabeza cualquiera que decidiera ir en contra -porque el Derecho así lo mandaba- de las decisiones de quien se creía presidente de todas las instituciones del Estado, el gobierno de turno de la década pasada consiguió que una sabatina se convirtiera en una especie de reality show al estilo de Laura Bozzo: acusador, fiscal, juez…
No hubo nada en lo que el anterior gobierno no metiera la mano, desde el Plan Familia hasta los titulares de los periódicos. Y el deporte no podía pasar por alto. Primero fue el fútbol, luego los planes de alto rendimiento con el reparto de algo del dinero que llegaba a manos por los altos del petróleo. Lo que se conoció como el milagro ecuatoriano. Fue como jugar a la lotería con mucho dinero. Y tan mal le fue en esa lotería que uno de los atletas que brilló con luz propia en esa época donde éramos lo mejor del universo fue uno que debió entrenar con zapatos desgastados y competir con zapatos prestados e igual se pudo poner a la altura de Usain Bolt.
Es Álex Quiñónez, quien sin duda no fue fruto de un plan de alto rendimiento del anterior gobierno rodeado de dirigentes que más les interesaba cantar loas a quien se creía el presidente de todas las funciones del Estado que planificar la formación de atletas élite. Álex Quiñónez ahora rompió el récord suramericano en los 200 metros vallas. Pero su triunfo está lejos de ser parte de una planificación deportiva pensada desde la dirigencia, porque el país aún está lejos de brindar una oportunidad adecuada a sus deportistas élite. Le falta mucho en infraestructura, pero sobre todo dejar a quienes saben de deporte planificar el futuro deportivo ecuatoriano, desde lo público y lo privado.
Al menos esa es una de las reflexiones de José Llerena, de la USFQ. Ecuador puede dar mucho más de lo conseguido hasta ahora en los Juegos de Cochabamba…, apuntar a una segunda medalla olímpica y a una tercera…