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En psicoanálisis más que hacer resistencias queremos obtener lo singular de un goce sintomático en un sujeto. Las resistencias están en el mundo. Pero algunas tienen objetivos predilectos. La izquierda presume de hacer resistencia. Muchos izquierdistas han hecho resistencia contra el psicoanálisis. Es un hecho histórico. Puedo dar cuenta de ello personalmente. De otro lado, trabajé 23 años en instituciones hospitalarias. Cuando pretendí hacer “resistencia” al discurso psiquiátrico local no me fue bien, y tuve que soportar hostigamiento. En otro hospital me apliqué a hacer mi trabajo y sólo contestar la maledicencia ocasional. Me jubilé a tiempo, y no tuve que aguantar la invivible manía de los evaluadores. Están por todos lados, pretenden ser el brazo de la ciencia. Lo son de la jerarquía. Me solidarizo con los profesores de todas las universidades. Trabajé en una 37 años. Me salvé de soportar la loca tendencia de las evaluaciones. Anhelo un futuro mejor para nuestras universidades. De hecho el evento en la U Católica está bien. Se inscribe en lo que Lacan llamaba la Universidad Crítica. No entiendo que se muestre tan grande susceptibilidad contra un comentario bien argumentado respecto a las evaluaciones. Por último, de acuerdo en destacar lo simbólico, que debe sobrellevar a lo imaginario de lo personal. De paso, precisamente Jessica Jara y yo coordinamos un grupo de psicoanálisis aplicado en instituciones donde conversamos sobre cómo hacer con la administración y sus interminables formularios. Hemos publicado en la Conversación referencias a este trabajo.
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