La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) culminó una visita de trabajo a Nicaragua entre el 17 y el 21 de mayo de 2018. Y el lunes presentó un escalofriante informe preliminar tras visitar cuatro ciudades, instalaciones estatales, centros de salud, hospitales, el Instituto de Medicina Legal y centros de detención.
La información documental, audiovisual y los testimonios recogidos dieron cuenta de graves violaciones a los derechos humanos en la represión de las protestas, caracterizada por el uso excesivo de la fuerza por parte de cuerpos de seguridad del Estado y de terceros armados. El resultado, 76 muertos y 868 personas heridas; 438 detenidos; prácticas de tortura, tratos crueles, inhumanos y degradantes; censura y ataques contra la prensa. La CIDH documentó las amenazas, los hostigamientos y la persecución como herramientas destinadas disolver las protestas e inhibir la participación ciudadana.
La respuesta represiva también incluyó medidas de censura contra la prensa, el bloqueo y ataques al funcionamiento de medios de comunicación en Internet, como represalia por su cobertura de las protestas, destaca el informe. Ortega suspendió las transmisiones de Canal 12, Canal de Noticias de Nicaragua (CDNN23), Telenorte y Canal 51, este último de la Conferencia Episcopal. El canal 100% Noticias estuvo 6 días sin transmisión, lo que le impidió sacar al aire programas percibidos como contrarios a los intereses del gobierno; y el 23 de abril, la edición digital del semanario Confidencial sufrió un bloqueo durante siete horas. El periodista Ángel Gahona fue asesinado el 21 de abril en Bluefields mientras cubría los disturbios.
Las principales víctimas de la represión fueron los estudiantes. Cientos fueron atacados en la explanada de la Catedral por decenas de agentes antimotines que habrían actuado en forma coordinada con grupos violentos irregulares. Unas 600 personas ingresaron a este recinto donde permanecieron custodiados por sacerdotes de la iglesia Católica.
La CIDH documentó un patrón de detenciones masivas y arbitrarias ocurridas especialmente durante los primeros días de las protestas, en perjuicio de estudiantes, trabajadores y jóvenes que se encontraban en la zona de los incidentes. Los detenidos habrían sido objeto de distintas formas de tratos crueles, inhumanos y degradantes durante su detención: golpes, insultos y restricción a la comida y agua.
La respuesta de Rosario Murillo, vicepresidenta de Nicaragua y esposa del presidente de Nicaragua y vocera del gobierno de su esposo Daniel Ortega, fue señalar que la disposición gubernamental en el diálogo nacional convocado para superar la crisis es solo discutir temas que representen el orden constitucional y su estado de derecho, que solo es su orden constitucional y su estado de derecho, muy parecidos a los de Venezuela. Por que si algo no olvidó Murillo en su especie de sabatina de la una de la tarde fue felicitar a Nicolás Maduro por su triunfo en las supuestas elecciones del domingo. Entre ellos se felicitan, entre ellos se crean la ficción del apoyo popular.