Todos está dispuesto para un partido más del campeonato ecuatoriano de fútbol, en el estadio Gonzalo Pozo Ripalda, entre Aucas y Universidad Católica. Los 22 jugadores de los dos equipos saltaron al campo de juego al igual que los cuerpos técnicos, Policía, personas de logística, ambulancia, vendedores, periodistas, camarógrafos, pero los árbitros dejaron plantados a todos.
Por disposición del gremio, el grupo de árbitros a cargo de Omar Ponce no llegó al estadio como rechazo a una brutal agresión que sufrió un cuarteto de árbitros a manos de integrantes de la Católica, en un encuentro de la categoría sub-18 el sábado pasado. El líder de la agresión fue el entrenador Adolfo Monsalve.
Luego de 40 minutos de estar en la cancha, tiempo reglamentario, los jugadores de Aucas y la Católica se fueron a los camerinos. La ausencia de los árbitros estaba previsto, pero aún así la Ecuafútbol no suspendió el partido.
El partido se programará para una fecha futura, mientras los árbitros pedirán este martes el máximo castigo para Universidad Católica: la exclusión del equipo del torneo sub-18, basado en el código FIFA.
El club Universidad Católica y la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) pidieron disculpas públicas por la agresión. La dirigencia de la Católica anunció haber tomado “las resoluciones administrativas dentro del club para sancionar a las personas involucradas en los incidentes”.
La FEF también comunicó que espera un informe detallado de lo sucedido para que la Comisión Disciplinaria imponga la pena que establece el reglamento del fútbol nacional.