El jurado destacó la renovación realizada por el director a lo largo de más de una veintena de películas que le convierten en “una figura indiscutible del cine contemporáneo” Su carrera arrancó en su ciudad natal al mismo tiempo que empezaba el triunfo del Nuevo Hollywood, movimiento en el que entró MartinScorsese, y una revolución que acabó devorada por los más jóvenes de sus integrantes: George Lucas y Steven Spielberg, reseña El País.
Autor de obras maestras como Taxi Driver, Toro Salvaje y Uno de los nuestros, su visceral filmografía forma parte de la historia del cine. El jurado recuerda que, a sus 76 años, Scorsese se mantiene en plena actividad, “aunando con maestría innovación y clasicismo”. Su nombre fue escogido entre 35 candidaturas de 21 nacionalidades.
Scorsese es una especie de padre de Tarantino para las nuevas generaciones y el creador que supo llevar al cine el desenfreno y la negrura de los años setenta, y plasmar en películas el subidón que provocan las drogas y la violencia en el ser humano.
El jurado los destacó como “uno de los directores de cine más destacados del movimiento de renovación cinematográfica surgido en los años setenta del siglo XX, por la trascendencia de su labor creadora y por mantiene actualmente en plena actividad, aunando en su obra, con maestría, innovación y clasicismo”.
La Fundación Princesa de Asturias ya ha premiado a los tres grandes cineastas neoyorquinos: Woody Allen, Francis Ford Coppola y Scorsese.
Scorsese es un apasionado de la música, a la que ha dedicado innumerables documentales, y del cine: lo ha visto todo y de todo sabe. La leyenda asegura que él y Bertrand Tavernier, cineasta francés tan apasionado del séptimo arte como Scorsese, se confabularon durante décadas con las azafatas del Concorde que iba de París a Nueva York para intercambiarse vídeos de películas, cuando la cinefilia solo se podía acallar a golpe de copias piratas y de proyecciones en filmotecas.
Después de Taxi driver, mientras planeaba New York New York, el cineasta empezó a coquetar con las drogas. “Para mí fue el comienzo del descenso a un abismo que duró dos años y del que salí con vida por un pelo”, confiesa en Moteros tranquilos, toros salvajes, el imprescindible libro en el que Peter Biskind disecciona la generación que cambió Hollywood.
El director de Toro salvaje es, además, uno de los fundadores de World Cinema Foundation, a través de la que realiza “una intensa y amplia tarea de recuperación, restauración y difusión del patrimonio cinematográfico histórico en todo el mundo”, según el jurado.
Scorsese no ha recibido innumerables premios: solo ganó el Oscar a la mejor dirección con Infiltrados (2006), que probablemente no esté entre sus 15 mejores trabajos, y además tiene la Palma de Oro de Cannes por Taxi Driver, tres Globos de Oro, dos premios BAFTA, un Emmy, y el reconocimiento del gremio de directores de Estados Unidos. Poca cosa para alguien fundamental en la historia del cine.
El Princesa de Asturias de las Artes ha recaído en ocasiones precedentes en cineastas como Luis García Berlanga, Vittorio Gassman, Fernando Fernán-Gómez, Pedro Almodóvar y Michael Haneke.