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Un SÍ para un NO a la copia de Hugo Chávez

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Es una oportunidad para la democracia, para la reinstitucionalización del país. Pero sobre todo es una oportunidad para enterrar cualquier sueño o proyecto caudillista en el que la persona con el poder otorgado por los ciudadanos se pudiera creer más importante que los ciudadanos.

Es una oportunidad para evitar que Ecuador siga el camino que Venezuela emprendió un 4 de febrero de 1992 con un militar resentido que veía en Cuba su modelo a seguir. Un modelo donde solo una persona manda sobre millones, donde su voz es reverenciada como en las monarquías y sus amigos se enriquecen a costa de los dineros púbicos, mientras esos millones sobre los que manda se mueren de hambre.

“El 4 de feb. de 1992, después de su fallida rebelión contra el Gobierno corrupto de Carlos Andrés Pérez, el joven oficial Hugo Chávez decía: “no se han alcanzado los objetivos POR AHORA”. El resto es historia.
26 años después decimos lo mismo, y el resto también será historia.” (sic)

Lo escribió el expresidente Rafael Correa en su cuenta de Twitter a las 23:30 del 4 de febrero, después de conocer su aplastante derrota en la urnas. Lo escribió como si nada, tal vez desde la amargura de su derrota. Pero escribió esa frase textual. Su objetivo era convertir a Ecuador en otra Venezuela, en otro Estado fallido con graves denuncias de corrupción que quedan en la impunidad y con las sombras del narcotráfico en las altas esferas del poder.

“Hace mucho tiempo que no habíamos tenido una causa nacional, un objetivo de todos que no excluye a nadie, que hizo que todos votáramos con el corazón y la razón”, dijo el Presidente Lenín Moreno ante los resultados de la consulta popular anunciados por el Consejo Nacional Electoral.

La consulta en realidad terminó siendo una gran causa nacional; para entender eso solo hay que voltear a ver a Venezuela, de donde cada día huyen miles y miles de venezolanos en busca de comida y medicinas; huyen de ese proyecto del joven oficial Hugo Chávez al que tanto reverencia el expresidente Correa.

La primera tarea está hecha, el sueño de la reelección indefinida está enterrada, pero a los ecuatorianos nos corresponderá evitar que ese pronunciamiento unánime caiga en un saco roto.

 

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