La tecnología es positiva siempre y cuando permita acompañar un cambio metodológico en la enseñanza; como en el caso de un docente que usa dispositivos móviles en clase para mejorar la comprensión de los distintos alumnos, engancharlos con la materia y ofrecerles diferentes formas de aprendizaje, según sus destrezas y habilidades específicas.
Los recursos tecnológicos tienen un gran potencial didáctico y de accesibilidad para todos los estudiantes que actualmente son nativos digitales, pero no podemos perder de vista que en la educación es más importante el cambio metodológico que el tecnológico.
La tecnología y la conexión a la red ha democratizado la información porque ha dado acceso a mucha gente a datos, mapas, fotografías, información que antes solo se podía encontrar en la biblioteca, enciclopedias y libros donde se guardaba la verdad. Antes, los docentes eran principalmente repositorios de información valiosa que traspasaban a los estudiantes, quienes luego eran evaluados por su dominio de los contenidos.
Un modelo de educación unidireccional no va a conseguir buenos resultados, porque se asienta en el paradigma de que todos los alumnos son iguales y son unas esponjas que absorben todo. Hoy sabemos que hay distintos tipos de inteligencias, que cada uno es distinto. La ventaja de la tecnología es que puede ayudar a desarrollar un modelo pedagógico donde cada estudiante puede aprender desde ellos, desde sus destrezas, habilidades y experiencias. Unos pueden hacer un experimento en un laboratorio; otros, analizar determinadas categorías; otros, ver un vídeo; otros, usar un software de simulación; otros, intercambiar ideas en una red social (…). Las herramientas tecnológicas aportan convirtiéndose en el medio para que cada alumno tenga acceso a la información necesaria, expuesta de la forma adecuada y así cada uno sea gestor de su propio aprendizaje.
Todo esto nos lleva a otra situación que actualmente se ha convertido en un nuevo desafío en la educación. La información fluye libremente en la red, es excesiva, de diversas fuentes y cambia a velocidades dramáticas. Hoy en día resulta fundamental que los alumnos aprendan a discriminar la información, deben ser críticos con lo que leen y deben adquirir la habilidad de enfocarse para no perderse en el mar que es la World wide web.
Sería absurdo prohibir drásticamente el uso de dispositivos móviles, especialmente cuando los niños y jóvenes de hoy deben aprender a manejarse en un mundo conectado. No podemos criar analfabetos digitales porque los pondremos en situación de desventaja.
El rol del profesor en la actualidad es motivar al alumno para que aprenda desde sus experiencias, pero siempre permanece el docente como guía, es quien marca la cancha y les enseña a discriminar.
El mismo proceso se debería seguir en el hogar. Sería absurdo prohibir drásticamente el uso de dispositivos móviles, especialmente cuando los niños y jóvenes de hoy deben aprender a manejarse en un mundo conectado. No podemos criar analfabetos digitales porque los pondremos en situación de desventaja. Sin embargo, tampoco podemos entregarles una tablet o smartphone como un juguete o accesorio de moda, para luego olvidarnos y dejarlos solos. Estas herramientas forman vínculos y conectan personas con el mundo por lo que la guía de los padres es fundamental.
Lo importante es el equilibrio. Cada familia tiene dinámicas particulares donde los límites y las reglas siempre serán importantes. Hay que establecer normas y llegar a acuerdos que permitan fijar un término medio. Por ejemplo, restringir los espacios en los que se lleva el celular: Nadie, ni padres ni hijos, pueden llevar el celular a la mesa; o prohibir que el teléfono “duerma” en el velador del niño durante la noche.
No hay una receta perfecta para evitar lo que ahora describen como “adicción al celular” que no es otra cosa que el uso excesivo del dispositivo; pero si hay algunos tips que pueden ayudar a controlar a que sus hijos no hagan uso desmedido de sus equipos: lo primero es conocer cuál es el plan de datos que tiene el niño: ¿es un plan abierto?, ¿tiene límite?, ¿puede conectarse con Wi-Fi en la casa?, ¿cuánto consume al mes?; debemos saber también si tiene redes sociales, ¿cuáles son?, ¿quiénes son sus amigos/contactos?, ¿pertenece a grupos y quiénes lo integran?, ¿tiene habilitadas la seguridad en los perfiles?, ¿cuáles son las claves de acceso?, ¿qué aplicaciones tiene descargadas?, ¿para que usa el celular… escucha música, tiene juegos, interactúa en redes, mensajea por Whatsapp, ve series en Netflix?
Es fundamental conocer los hábitos de los niños, ver si no se separa del teléfono, si siempre lo lleva con él al cine, al colegio, a la piscina, o si lleva un cargador todo el tiempo a la mano porque se angustia al quedarse sin batería. ¿Ha modificado sus hábitos de sueño? ¿prefiere quedarse mensajeando que salir a jugar con los amigos?
Nosotros, adultos, maestros y padres de familia, somos inmigrantes digitales cuando los chicos y jóvenes son nativos digitales que dominan la parte técnica de los dispositivos y principales aplicaciones.
Son pequeños tips que pueden encender las alertas y ayudar a tener clara la situación. En caso de ser necesario, este diagnóstico permitirá poner límites y corregir hábitos para equilibrar el uso de los dispositivos y evitar satanizar una herramienta sobre la que los adultos todavía conocemos poco.
Nosotros, adultos, maestros y padres de familia, somos inmigrantes digitales cuando los chicos y jóvenes son nativos digitales que dominan la parte técnica de los dispositivos y principales aplicaciones. Los inmigrantes digitales, los que llegamos a la tecnología luego de cambiar de canal de televisión con perilla o marcar el teléfono de rueda, hemos tratado de incorporar la tecnología a nuestras vidas y acostumbrarnos, pero los nativos digitales están en su mundo, que es uno en el que los dispositivos crean vínculos y fortalecen redes.
Nuestro limitado conocimiento sobre el tema no debe cegarnos de las ventajas que el teléfono móvil ha traído a las familias. Los niños son ubicados con mayor facilidad, hay sistemas de rastreo, ayudan al contacto con los padres que trabajan, y también ha sido de mucha ayuda para que las familias migrantes mantengan el vínculo y contacto permanente, pese a la distancia.