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La extinción de las ratas en la isla Pinzón de Galápagos permitió el nacimiento de tortugas gigantes

ACOMPAÑA CRÓNICA: ECUADOR GALÁPAGOS - EC01. ISLA PINZÓN (ECUADOR), 01/01/2018.- Fotografía cedida por el Parque Nacional Galápagos y fechada el 31 de julio de 2016, muestra dos tortugas de corta edad, en la Isla Pinzón (Ecuador). Felicidad en el archipiélago ecuatoriano de Galápagos: luego de más de un siglo, han vuelto a nacer en estado natural tortugas en la isla Pinzón, tras exterminarse con veneno a las ratas, en un proceso que obligó a sacar del sitio a los gavilanes para esquivar la toxicidad. EFE/Parque Nacional Galápagos/SOLO USO EDITORIAL/NO VENTAS

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Luego de más de un siglo, han vuelto a nacer en estado natural tortugas en la isla Pinzón, tras exterminarse con veneno a las ratas, en un proceso que obligó a sacar del sitio a los gavilanes para esquivar la toxicidad. La presencia de la rata negra en la isla Pinzón, de 1.789 hectáreas, provocó la disminución de especies como la paloma de Galápagos, lagartijas y culebras, e incluso, durante años no pudieron nacer en el sector, de forma natural, las tortugas gigantes, pues los roedores se comían sus huevos.

La presencia de ratas negras afectaba a especies nativas y endémicas y en diciembre de 2012, tras cinco años de estudios sobre toxicidad, los expertos dispersaron desde un helicóptero, un veneno por toda la isla.

Danny Rueda, director de Ecosistemas de la dirección del Parque Nacional Galápagos, dijo que los estudios previos alertaron de un riesgo medio/alto para el gavilán de Pinzón porque podía comerse las ratas muertas, un inconveniente que solventaron capturando a los doce que encontraron, para mantenerlos, durante tres años, en la vecina isla Santa Cruz, antes de devolverlos a su hábitat natural.

Junto a los 12 gavilanes de Pinzón se capturó a otros 41, que habían llegado desde otros lares y a los que mantuvieron en esa misma isla hasta su liberación. Cuando soltaron, con rastreadores, a los 12 gavilanes devueltos desde Santa Cruz, constataron que volvieron “exactamente al lugar donde fueron capturados” y ahora están en un proceso de reproducción y en un normal desempeño ecológico.

En el año 2015, durante un monitoreo poblacional de tortugas gigantes en la isla Pinzón, los guardaparques de la Dirección del Parque Nacional Galápagos evidenciaron varios neonatos que nacieron en estado natural, después de 150 años que esto no ocurría, según estudios científicos realizados en el lugar. Este suceso se convirtió en un indicador favorable de restauración ecológica de la isla.

Por otra parte, durante los trabajos de monitoreo ecológico de la isla, se evidenció un posible descubrimiento científico. La doctora Christine Parent, de la universidad de Idaho, y su equipo técnico encontraron una posible nueva especie de caracol terrestre endémico, la cual se encuentra en proceso de descripción.

Se desconoce el número de ratas que murieron pues el veneno utilizado, de segunda generación, no ocasiona la muerte instantánea, por lo que presume que la mayoría de los roedores perecieron en sus madrigueras, mientras que el olor por la descomposición de los que murieron afuera fue mínimo porque el anticoagulante usado los secó.

En dos años de monitoreo tras esparcir el veneno, no encontraron ratas en Pinzón y en 2014 la declararon “libre de roedores”. La mejora ha sido evidente: hay palomas terrestres, lagartijas de lava y culebras de Galápagos. Por primera vez, en ocho años de investigación, un científico logró capturar en Pinzón 25 culebras y ver alrededor de cincuenta, lo cual no había ocurrido nunca.

Se cree que las ratas llegaron a Galápagos con los primeros navegantes (piratas, balleneros) en 1800 y ahora el mayor reto en Pinzón es evitar una reintroducción pues podrían llegar en algún barco desde donde se lancen los roedores que son “buenos nadadores”.

En 1965, el Parque inició su programa de crianza y cautiverio con las únicas veinte tortugas que habían en Pinzón y desde entonces repatriaron 837 quelonios a la edad de cinco años, cuando las ratas ya no los podían comer.

“Ahora, ya no estamos repatriando tortugas a Pinzón desde el año 2014, porque ya están naciendo en estado natural”, dijo Rueda. Ahora ya hay nidos de tortugas y como el galápago bebé es alimento del gavilán, la población se va a equilibrar sola. También de gavilanes han detectado varios nidos y han encontrado dos polluelos, indica al calcular que la isla podría soporta unas cuarenta aves de ese tipo.

Antes -especula- pudo haber una población más grande de gavilanes porque había muchas ratas, que era su principal fuente de alimento, mientras que ahora su único recurso son las palomas, lagartijas y tortugas. Y es que en la cadena alimenticia natural de Pinzón, no figuraba la rata, por lo que al sacarla el ecosistema debe volver a su equilibrio total.

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