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El punto para recibir al expresidente, que llega a hacer campaña para mantener la reelección indefinida, es frente a la iglesia Pare de Sufrir

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El expresidente Rafael Correa tiene previsto llegar a Guayaquil entre la medianoche del jueves y la madrugada del viernes para hacer campaña por el No en tres preguntas de la consulta popular, una de ellas que le permitiría mantener la reelección indefinida y su oportunidad de volver al poder después de haber gobernado el país durante diez años.

Su partidarios prepararos su recibimiento en Guayaquil en la avenida de las Américas, frente a la iglesia Pare de Sufrir. “Viene a impulsar la campaña por el No en una consulta que es inconstitucional, ilegal e ilegítima”, dijo Ricardo Patiño, su excanciller. El sábado participará en un acto proselitista en Portoviejo.

Moreno, exvicepresidente de Correa entre 2007 y 2013, planteó una enmienda constitucional para eliminar la reelección indefinida impulsada por su antecesor, convertido en el principal enemigo político.

Correa “estará acá para apoyar y, por supuesto, ponerse al frente de la campaña por el No porque la figura política de él es descollante”, dijo Patiño, que acusa a Moreno, presidente de AP reconocido por el Consejo Electoral, de aliarse con la oposición para hacer desaparecer su legado.

Moreno llamó el miércoles, cuando se inició la campaña, a respaldar su consulta “porque depende muchísimo de su resultado la capacidad de ejercer la gobernabilidad sin ninguna cortapisa, sin ninguna traba”. Moreno busca restablecer la reelección por una sola vez, que originalmente contemplaba la Constitución en vigencia desde 2008, lo que inhabilitaría a Correa para la presidencia.

Unos 13 millones de ecuatorianos están convocados a las urnas para responder siete preguntas, entre las que además se propone reestructurar un órgano creado por Correa para designar autoridades electorales y de control.

Moreno, cuya gestión es aprobada por un 71% según una encuesta de Cedatos, tiene el respaldo de sectores de oposición para su consulta, dirigida también a inhabilitar a condenados por corrupción a participar en política.

Jorge Glas, aliado de Correa, dejó el miércoles de ser vicepresidente de Moreno ante la falta definitiva (por más de tres meses) en el cargo al permanecer en la cárcel desde el 2 de octubre último, por recibir 13,5 millones de dólares en sobornos de Odebrecht.

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