El día en que el expresidente Rafael Correa finalmente se fue a Bélgica, semanas después de entregar el poder a Lenín Moreno, había calculado los posibles escenarios en caso de darse una ruptura al interior del movimiento oficialista. Era una realidad que en ese entonces se hablaba entre corrillos, en voz baja. Ahora, con la renuncia de Correa y de 28 asambleístas al movimiento Alianza País en el Consejo Nacional Electoral lo que antes eran rumores hoy es vox populi.
En ese entonces el ala correísta de AP planteaba la posibilidad de renunciar al partido para formar su propio grupo político, pero Correa decidió luchar hasta el final por conservar el movimiento con el que gobernó durante los últimos diez años.
En el lado del ala morenista también siempre se manejó dos escenarios posibles. El primero era perder el control de Alianza País por lo que desde el principio se preparó para formar un nuevo partido, su base política. Así aparecieron Democracia Sí, Libertad es Pueblo, con gente que en algún momento se había alejado de AP. Una serie de movimientos y grupos políticos pequeños que debían estar listos para aglutinarse en torno a la figura de Moreno.
En términos coloquiales se puede decir que a Correa le salió el tiro por la culata, porque paradójicamente fue todo el aparato de control estatal montado por él, con personas cercanas a él, del que se valió Moreno para ponerle en jaque. La Fiscalía, la Contraloría, la Corte Constitucional, el Consejo Nacional Electoral y hasta el Tribunal Contencioso Electoral, de una u otra forma, jugaron contra el ala correísta.
Es como el desenlace de toda esta telenovela que el país ha presenciado durante los últimos seis meses. Una telenovela que dejó totalmente desgastado a Alianza País, con los días contados, porque Moreno finalmente tendrá que fusionarlo con las otras agrupaciones que giran en torno a él para poder gobernar.
Moreno se quedó con Alianza País y Correa ahora se ve en la necesidad de activar su plan B, el Movimiento Revolución Ciudadana, tal vez porque nunca pensó que la posibilidad de perder AP fuera real, y eso ya le dejó sin tiempo para consolidar a su nuevo grupo político en el escenario electoral actual, como si lo están los partidos y grupos que fueron activados por el ala morenista al margen de Alianza País.
Es como el desenlace de toda esta telenovela que el país ha presenciado durante los últimos seis meses. Una telenovela que dejó totalmente desgastado a Alianza País, con los días contados, porque Moreno finalmente tendrá que fusionarlo con las otras agrupaciones que giran en torno a él para poder gobernar.
Las debilidades del exmovimiento de Correa en cierta medida reflejan también al debilitamiento de la figura de Correa, al que todo se le puso color de hormiga, porque no tiene un movimiento sólido para volver a la escena electoral y está obligado a empezar de cero.
Un triunfo del Sí en la consulta popular solo será la estocada final para el expresidente y el movimiento que se levantó alrededor de él hace diez años, porque a partir de ahí se verá si Moreno sigue interesado en mantener el partido o crear otro con los movimientos que trabajan activamente en todo el país.
Alianza País acaba de vivir la misma historia de los partidos que fueron fuertes en su momento y comenzaron a debilitarse porque su base política era una figura.
Sería como la crónica de una muerte anunciada de un partido asentado en una sola figura, la de Correa; de un movimiento muy desgastado por toda la prepotencia de la que hizo gala, por todos los casos de corrupción en los que fueron involucrados sus principales líderes.
Alianza País acaba de vivir la misma historia de los partidos que fueron fuertes en su momento y comenzaron a debilitarse porque su base política era una figura.
Ahí está el Partido Roldosista, cuyo líder máximo era Abdalá Bucaram y todo giraba alrededor de su familia, después sus amigos se pelearon y se fueron a formar otros partidos. El Prian solo se enfocó en quién ponía la plata, la máquina de dinero que era Álvaro Noboa.
Fueron movimientos que nunca crearon líderes independientes y si un partido no puede democratizar el poder siempre va a correr hacia su extinción.
Fue la suerte de Alianza País que surgió como una sola masa con grupos pluriculturales, con una diversidad ideológica, con ambientalistas, socialistas, juventudes y todas las clases sociales que ningún otro grupo pudo haber aglutinado. Pero esa finalmente fue su mayor debilidad porque a los dos, tres, cuatro años todos esos grupos comenzaron a alejarse del caudillo.
La base social de Alianza País se fue deshaciendo porque parecía pegada con goma, porque todas las decisiones importantes del movimiento giraron en torno a una sola persona. Sus bases no estaban hechas con concreto sino con arena y se fueron cayendo poco a poco como un castillo de naipes, por la corrupción y la forma prepotente del caudillo de tratar de manejar todo el poder sin considerar que quien mucho abarca poco aprieta. El poder se le fue de las manos a Correa al igual que su partido.
Moreno se rebeló a Correa y Alianza País quedó destinado a convertirse en retazos de un partido político; el ala morenista y correísta van a llevarse parte de esos retazos para intentar integrar sus nuevos frentes de campaña.
Con la misma vara que mides serás medido, dice un refrán, y Correa que sacó de la escena electoral a muchos partidos, finalmente se quedó sin partido. Será su misma gente la encargada de llevar a Alianza País al cementerio de los partidos políticos, por una enfermedad que le atacó de forma más rápida y catastrófica que a otros grupos, la ambición.
Correa quiso seguir los pasos de León Febres Cordero que dominó, gobernó y pretendió manejar como una hacienda el Partido Social Cristiano, hasta que Jaime Nebot se rebeló y formó Madera de Guerrero.
Moreno se rebeló a Correa y Alianza País quedó destinado a convertirse en retazos de un partido político; el ala morenista y correísta van a llevarse parte de esos retazos para intentar integrar sus nuevos frentes de campaña.
A Moreno, si gana el Sí en la consulta, no le va a convenir tener como bandera de lucha o guía a Alianza País, necesariamente va a tener que formar una especie de híbrido con Democracia Sí y Libertad es Pueblo. Tendrá que reestructurar, reemplazar o sustituir a Alianza País para que su base política no quede manchada con los casos de corrupción y los deseos del caudillo de eternizarse en el poder.
En América Latina lastimosamente hay caudillos que ven en la Presidencia un activo, una empresa y eso impide democratizar la toma de decisiones, porque no hay discusiones en base a las políticas de Estado sino en base algo personal y eso fue lo que pasó con el caudillo de Alianza País.