El presidente de Argentina, Mauricio Macri, encabezó la ceremonia inaugural de la XI Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que se realizará del 10 al 13 de diciembre, en el Centro de Exposiciones y Convenciones de Buenos Aires con la asistencia de los presidentes de Brasil, Michael Temer; Paraguay, Horacio Cartes, y Uruguay, Tabaré Vázquez, y representantes de otros países del continente americano.
Los jefes de Estado y altas autoridades del evento firmarán la Declaración de Buenos Aires en la primera Conferencia que tiene como sede a un país sudamericano y reúne a los 164 miembros de la OMC para debatir y adoptar decisiones sobre las reglas del comercio global.
El blindaje se impuso en el aeropuerto internacional de Ezeiza, donde se impidió el ingreso del integrante de la ONG Attac, el noruego Petter Slaatrem Titland y la periodista británica -residente en Ecuador- Sally Burch, entre otras personas. El blindaje de los argentinos dejó sin acreditación de la cumbre a 60 personas que contaban con tenerla, entre ellos diversos miembros de ONG, y generó una tensión diplomática con la Unión Europea.
La Comisaria de Comercio de ese organismo, la sueca Cecilia Malmström, envió una carta al canciller argentino Jorge Faurie en la que expresa su preocupación por el tema: “No veo cómo los representantes de ONG con sede en Europa que han visto su acreditación rechazada plantearían cualquier amenaza de seguridad. Es muy lamentable que las autoridades argentinas no hayan proporcionado claridad en cuanto a los motivos de seguridad específicos detrás de estas decisiones”.
El rechazo de acreditaciones y la expulsión de dos activistas por parte de migraciones acaparó la atención de la primera rueda de prensa de la Cumbre, celebrada en Buenos Aires por el director general de la OMC, Roberto Azevêdo, y la excanciller Susana Malcorra, en representación del país anfitrión. Malcorra dijo que se aprobó el ingreso de 600 personas, una cifra que dobla el número histórico que ha participado en cualquiera de las conferencias anteriores.
“Quedaron al margen unas 18 ONG y 60 personas. Esto generó un pedido revisión de algunas organizaciones, cosa que se hizo. Eso agregó al número habilitado alrededor de 18 personas. Todo fue hecho en función de la responsabilidad de las partes que evalúan los aspectos de seguridad y con los criterios que esas áreas tienen fijados para su trabajo. El proceso fue transparente. Lamento que esto ocurra y que capte la atención como la ha captado “, dijo.
“No tengo antecedentes penales, solo los de ser crítico con la OMC. Dicen que a través de las redes sociales estamos incitando a la violencia y yo ni siquiera tengo cuenta de Twitter o Facebook. Nuestra organización si las tiene, pero nunca hemos hecho manifestaciones de ese tipo. Incluso abogamos por un mundo pacífico y sin violencia. Es un absurdo total y yo mismo participe en las reuniones ministeriales de la OMC en Seattle, Cancún y Hong Kong, donde “solo salimos a la calle a manifestarnos pacificamente, como es derecho en casi todo el mundo. Entendemos que es un primer ensayo para la reunión del G20”, dijo Alberto Villarreal que representa a la asociación Redes Amigos de la Tierra, que trabaja en la defensa de la justicia social y ambiental, en franca oposición al uso de transgénicos y contra las violaciones de las firmas transnacionales al ecosistema local.
El 2 de diciembre, la cancillería de Argentina emitió un comunicado en el que advierte que algunos de los inscritos a la cumbre en nombre de ONG’s “habían hecho explícitos llamamientos a manifestaciones de violencia a través de las redes sociales, expresando su vocación de generar esquemas de intimidación y caos” y, por consiguiente, “la organización local ha entendido que no podrían ser acreditadas para ingresar al recinto de reuniones de la Conferencia Ministerial”.
El mismo escrito aclara que los no admitidos podrán “presentar sus propuestas” en un espacio reservado en el mismo recinto donde se realiza la Conferencia Ministerial (el CCK), dado que “en la República Argentina la sociedad civil tiene una vigorosa participación a través de las más diversas formas de organización, en todos los aspectos de la vida nacional” y que “es una tradición argentina, que cualquier extranjero puede advertir en esta capital o en otros lugares del país con manifestaciones que expresan su apoyo o desacuerdo con eventos variados, o con políticas gubernamentales”.
La noticia provocó problemas con Noruega, una nación que en las últimas semanas reforzó lazos con Argentina colaborando en forma activa en la búsqueda del submarino ARA San Juan, sin rastros desde el 15 de noviembre. “Creemos que el diálogo con la sociedad civil es una parte importante de la cooperación internacional también en la OMC. La decisión de Argentina es desafortunada y envía una señal equivocada”, comunicó a ABC News el asesor de comunicación del Ministerio de Asuntos Exteriores de Noruega, Guri Solberg.