Si algo caracterizó al anterior gobierno fue su capacidad para convertir mentiras en verdades y verdades en mentiras comprobadas, con voz en off, gracias a un aparato de propaganda montado con abundantes recursos para invertir en empresas ubicadas en lujosas oficinas, los llamados troll centers que operaban las 24 horas del día, los 365 días del año. Eran tiempos de abundancia por la lotería de los altos precios del petróleo en los que el gobierno no dudaba en hacer grandes inversiones para maquillar su imagen despótica en democrática.
Cualquier mentira convertida en verdad se pasaba cansinamente en todos los medios públicos e incautados y se obligaba su reproducción en los medios privados gracias a una perversa Ley de Comunicación que fue colocada sobre su cabeza como una espada de Damocles con dúctiles funcionarios. La verdad era solo lo que el entonces huésped de Carondelet decía. El juicio y sentencia contra el vicepresidente sin funciones, Jorge Glas, por ejemplo, habría sido impensable en la época del ex ahora residente en Bélgica, simplemente porque era él quien declaraba quién era inocente o quién era culpable, quién era bueno y quién era malo. Él decidía qué era justo y qué era injusto.
La capacidad de manipular de estos troll centers al parecer permanecen intactos, intocados, pese a que ya no cuentan con el flujo de recursos públicos. Una noticia falsa que se intentó posicionar como verdadera es la lamentable prueba de esto. La noticia con audio atribuida a la prestigiosa Cadena española Ser trataba de hacer creer que la esposa del Presidente Lenín Moreno había provocado un gran atasco en Madrid por su supuesto deseo de ir de compras.
Hay personajes públicos que están detrás de esa fake news, hay responsables de un delito de odio, porque solo odio puede haber detrás del invento de noticias de ese tipo. Un odio que muestra sus miserias, sus amarguras por haber perdido el poder del que gozaban para cambiar las biografías de las personas y convertir canallas en héroes y héroes en canallas.
Las cuentas de antiguos funcionarios del expresidente pronto se llenaron de mensajes de indignación, de insultos, lamentaciones y demás. Según el audio ampliamente retuiteado, la periodista de la cadena Ser habría confirmado que la esposa del Presidente compró perlas Majorica y pagó una factura por cerca de $1.000.
“La seguridad ha tenido que improvisar un dispositivo de seguridad lo cual provocó tremendas molestias entre los conductores que se movilizaban en el sector. -se escucha en la grabación-. Entre tanto, la comunidad ecuatoriana de inmigrantes que la esperaba en Casa de las Américas tuvo que esperar cerca de una hora y media para empezar las actividades debido al retraso provocado por las compras”.
El troll center que hizo circular esa noticia falsa no se percató de que a esa hora la esposa del Presidente todavía se encontraba en El Vaticano. Pero qué importaba, el fin que perseguía al parecer se había cumplido, desprestigiar, humillar y acanallar. Su trabajo de todos los días en la administración del ex.
Hay personajes públicos que están detrás de esa fake news, hay responsables de un delito de odio, porque solo odio puede haber detrás del invento de noticias de ese tipo. Un odio que muestra sus miserias, sus amarguras por haber perdido el poder del que gozaban para cambiar las biografías de las personas y convertir canallas en héroes y héroes en canallas.