Estados Unidos anunció su retiro del acuerdo de la Organización de Naciones Unidas sobre migración y refugiados. A través de un comunicado de la misión estadounidense ante el organismo mundial, alegó que el gobierno del presidente Donald Trump lo considera “incompatible” con sus políticas para frenar la inmigración indocumentada.
Este pacto había sido aprobado por unanimidad, en septiembre de 2016, bajo la Declaración de Nueva York con el propósito de mejorar la protección y gestión de los movimientos de migrantes y refugiados.
El Tratado aborda cuestiones como la seguridad, la dignidad, los derechos humanos y las libertades fundamentales de los migrantes, pero Estados Unidos considera que solo ellos pueden decidir “cómo controlar nuestras fronteras y a quién se permite la entrada en nuestro país”.
Pero mucho ha cambiado en un año en materia de inmigración. La delegación estadounidense encabezada por la embajadora Nikki Haley señala que este acuerdo “abarca muchas disposiciones que son incompatibles con las políticas estadounidenses de inmigración y refugiados y con los principios de la administración Trump en materia de inmigración. En consecuencia, el presidente Trump decidió detener la participación de Estados Unidos en la preparación del pacto que apunta a obtener un consenso en la ONU en 2018”.
Haley defendió el “liderazgo” de Estados Unidos “en el apoyo a poblaciones de emigrantes y refugiados en todo el mundo”, pero “nuestras decisiones sobre las políticas de inmigración deben siempre ser tomadas por los estadounidenses y solo por los estadounidenses”.