Cristianos llegados de todas partes del mundo se congregaron este domingo en Tierra Santa para celebrar la Navidad, fiesta religiosa que este año se ve ensombrecida por la crisis desatada por la decisión de Estados Unidos de reconocer Jerusalén como capital de Israel.
En la tarde llegó a Belén la tradicional procesión navideña que había partido de Jerusalén, encabezada por el Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén en Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa.
El arzobispo, vestido con un manto de color púrpura, fue recibido de forma solemne en Belén por dignatarios cristianos en la Plaza del Pesebre, delante de la Iglesia de la Natividad. La plaza estaba adornada con un enorme árbol de Navidad con una estrella en la punta.
Pizzaballa celebrará en Belén esta noche la Misa de Gallo en la Iglesia de Santa Catalina, situada a un lado de la Iglesia de la Natividad, erigida en el lugar donde, según la tradición bíblica, nació Jesús. Se espera que unos 10.000 peregrinos acudan durante las fiestas navideñas a la pequeña localidad cisjordana.
“El efecto Trump”
Delante de la procesión que se dirigía de Jerusalén a Belén iba como acompañante en una motocicleta un hombre disfrazado de Papá Noel. Previamente, el hombre, que estaba vestido de rojo y blanco y lucía una larga barba blanca, había repartido dulces entre los niños.
En los estrechos callejones del centro histórico de Jerusalén no había hoy una gran afluencia de turistas pero sí patrullaban numerosos miembros de las fuerzas de seguridad israelíes. Un comerciante palestino que vende souvenirs cristianos se quejó del mal negocio en las últimas semanas. “Es el efecto Trump”, aseguró indignado, en alusión a la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer Jerusalén como capital de Israel.
Jerusalén como capital
En la Plaza del Pesebre en Belén se veía una gran pancarta que decía: “Jerusalén seguirá siendo la capital de Palestina”. El alcalde Belín afirmó hoy: “Nos merecemos una vida en libertad con Jerusalén como nuestra capital”.
La estadounidense Judith Torchia, oriunda de Nashville, dijo que este año había venido por primera vez a la Ciudad Santa. A pesar de las noticias de disturbios difundidas en los últimos días, dijo que no tenía miedo de visitar Jerusalén.
“Los medios tienden a inflar las cosas pequeñas”, dijo Torchia con una sonrisa. “Es maravilloso estar aquí y ver justamente en Navidad los lugares que uno conoce de la Biblia”.