Más importante que el tema de la privacidad por el boom de las aplicaciones con geolocalización es el de la preparación de la humanidad para asimilar el avance de la tecnología. Cada paso que la humanidad ha dado en materia tecnológica siempre ha despertado miedos y temores. Cuando apareció el teléfono y la voz comenzó a viajar por miles de kilómetros había dudas sobre la seguridad, el no saber si me escuchan o no.. o ¿con quién hablo en realidad?
Siempre que aparece un nuevo dispositivo tecnológico o un nuevo servicio basado en la tecnología, que llega a revolucionar algo, hay una especie de freno, de rechazo, tal vez porque no se comprende o no se alcanza a ver su magnitud. Lo único cierto es que más temprano que tarde la tecnología termina imponiéndose y pronto pasa a formar parte de la cotidianidad de las personas, como ocurrió con el teléfono, la radio, la televisión y ahora con las aplicaciones usadas en casi todos los ámbitos.
Un caso reciente, por ejemplo, es el del comercio electrónico. Hasta hace poco nadie pensaba en comprar o vender por la Internet, por miedo a que le clonaran la tarjeta, por temor a dejar sus datos personales en una página web, pero hoy en día ese tipo de comercio mueve millones de dólares, miles de transacciones se realizan a diario sin ningún problema. Es obvio que siempre habrá un hacker con la intención de robar los datos de las personas, pero las empresas invierten mucho en seguridad electrónica. El mundo se mueve por ahí.
La inclusión de la tecnología en la cotidianidad de la gente siempre va a provocar determinadas dudas sobre una infinidad de temas, entre ellos la seguridad y, por supuesto, que es necesario tomar medidas como en el caso del geoposicionamiento, pero ese tipo de aplicaciones y servicios llegaron para quedarse porque hacen más bien que mal.
El geoposicionamiento brinda un servicio muy útil para localizar un auto, una persona o cualquier objeto y eso se logra a través de las señales de satélite. Una empresa que ofrece ese servicio debe usar cuatro o cinco satélites para dar a sus usuarios con precisión exacta la ubicación de alguien o algo.
¿Qué porcentaje del total de usuarios de dispositivos con geoposicionamiento son hackeados? De seguro que la cifra es prácticamente despreciable.
Todo en la vida tiene sus ventajas y sus desventajas, pero en el tema de la geolocalización suman más las ventajas. ¿Cuántas familias no han sufrido porque un niño se pierde? ¿Qué pasa cuando un anciano sufre de Alzheimer y de pronto desaparece de la casa? ¿Qué hacer cuando alguien va en un bus y sufre un accidente de tránsito y se queda atrapado sin poder comunicarse? ¿Qué hacer cuando las personas quedan atrapadas después de cualquier catástrofe natural, ya sea terremoto, tsunami, huracanes…? ¿Cuántas vidas no se han podido salvar solo porque una persona cargaba un aparatito con la función de geolocalización activada?
Vayamos a un problema de salud, un infarto, un ataque epiléptico un problema de azúcar que puede provocar un desmayo. ¿Quién socorre a esa persona si no es por el teléfono que puede dar a sus familiares o amigos su localización exacta?
Nadie duda de que el servicio puede tener fallas o que un hacker podría apoderarse de los datos personales de los usuarios. Ya se han registrado casos de hackeos de los celulares de personajes famosos, pero ese es un reto que deben enfrentar las empresas que ofrecen el servicio de geolocalización. Todas tiene un estándar de seguridad, con mecanismos de auditoría para proteger los datos de las personas. Por otro lado… ¿qué porcentaje del total de usuarios de dispositivos con geoposicionamiento son hackeados? De seguro que la cifra es prácticamente despreciable.
No obstante, para que una empresa pueda comenzar a operar con el servicio de los sistemas de geolocalización tiene que pasar determinados filtros. Existen organismos a nivel de los países, a nivel de las regiones que velan por la seguridad de los datos personales, al igual que en los servicios médicos se vela por los niveles de salubridad, por los niveles de higiene…, igual pasa con los sistemas de información.
Cuando empezaron a operar los carros autónomos sin conductor hubo mucho temor, pero hoy en día los sistemas inteligentes ya comienzan a ocupar el asiento del conductor. Todo es un problema de desarrollo, de irnos adecuando con un marco regulatorio adecuado.
Hay riesgos, como en cualquier actividad, pero para eso están los mecanismos de control y chequeo, porque esas empresas también deben cuidar su prestigio. Son empresas que deben operar éticamente, porque tienen información privilegiada. Hoy en día Google sabe más de una persona que su propia familia; administra información personal muy importante, pero eso no quiere decir que comparta qué hace o deja de hacer una persona. Existen límites éticos que Google está obligada a respetar. De eso depende sencillamente su subsistencia.
Riesgos existirán siempre, incluso fallas, pero la ciencia y la tecnología a lo largo de la historia han demostrado que esas fallas ayudan a mejorar los servicios, porque los sistemas se van depurando.
Cuando empezaron a operar los carros autónomos sin conductor hubo mucho temor, pero hoy en día los sistemas inteligentes ya comienzan a ocupar el asiento del conductor. Todo es un problema de desarrollo, de irnos adecuando con un marco regulatorio adecuado. Las leyes y la ética deben ir a la par del desarrollo de la tecnología.
Leyes, ética y capacitación son tres pilares importantes para entender el desarrollo tecnológico. Si la humanidad no se capacita y entiende las posibilidades que ofrece la tecnología es muy probable que no haya un uso adecuado de sus potencialidades. La tecnología puede servir tanto para hacer el bien como el mal.
El sistema nos puede ayudar a encontrar a las personas que quieren ser encontradas, así como puede ayudar a ubicar el servicio de socorro más cercano en caso de una emergencia médica o un accidente de tránsito. Son miles las posibilidades que ofrece el uso ético y correcto del geoposicionamiento.
La geolocalización, por ejemplo, puede ser usada para seguir a una persona, conocer su vida íntima, rastrear sus pasos, pero ahí es donde entran a jugar los límites éticos y los estándares de seguridad que deben manejar las empresas para proteger a sus usuarios.
La geolocalización, además, ya está conectada con nuestra cotidianidad. Es un elemento muy importante para un conjunto de aplicaciones móviles y fijas, es un elemento transversal que sirve para solucionar muchos problemas prácticos, para la protección de niños y ancianos, para el rescate de personas en desastres naturales.
Una persona desde su oficina puede saber si su hijo está en un parque o si su abuelo salió a caminar por el vecindario. El sistema nos puede ayudar a encontrar a las personas que quieren ser encontradas, así como puede ayudar a ubicar el servicio de socorro más cercano en caso de una emergencia médica o un accidente de tránsito. Son miles las posibilidades que ofrece el uso ético y correcto del geoposicionamiento.
El objetivo de esa aplicación no es la de poner en riesgo la privacidad de las personas, al igual que el comercio electrónico no trata de poner en riesgo la seguridad de mis transacciones financieras, porque siempre habrá mecanismos de control. Las leyes sancionan el uso antiético de estos servicios que aportan mucho al desarrollo de la inteligencia artificial.
La inteligencia artificial se basa en datos, mientras más información me ofrezca un sistema más podrá ayudar en la solución de un sinnúmero de problemas. El geoposicionamiento va a servir, por ejemplo, para hacer el seguimiento a la entrega de un producto comprado en línea, al transporte de pasajeros, transporte de combustible, a ubicar las mejores rutas y las vías más seguras a la hora de movilizarse en grandes ciudades.
Quien no reaccione y se adapte rápidamente a los nuevos cambios, simplemente verá desde el andén como pasa la locomotora que, puede estar Ud seguro, continuará su viaje sólo con aquellos que a tiempo decidieron montarse.
Todos los cambios tecnológicos siempre nos van a plantear conflictos que a al final ayudan a mejorar cualquier producto o servicio que salga al mercado. Mientras más críticas haya, más obligadas estarán las empresas a mejorar sus sistemas.
Estamos en un momento de cambios trascendentales en la forma como vivimos: cómo nos relacionamos, cómo somos, cómo interactuamos, si en etapas anteriores los cambios eran prácticamente generacionales, hoy en día las transformaciones son constantes, integrales y sinérgicas. O sea, ya no existen cambios aislados, se producen diariamente e interactúan con el resto. Nunca antes la humanidad estuvo en un momento tan importante. Ya hoy comienza a evaluarse a una persona no por lo que sabe, sino por su capacidad de aprender…su aprendibilidad, su adaptabilidad. Quien no reaccione y se adapte rápidamente a los nuevos cambios, simplemente verá desde el andén como pasa la locomotora que, puede estar Ud seguro, continuará su viaje sólo con aquellos que a tiempo decidieron montarse.