Ecuador, por su situación geográfica privilegiada, dispone de diferentes climas, es uno de los países con mayores potenciales para producir alimentos de origen animal y vegetal y suplir las necesidades alimenticias y nutricionales que requiere la humanidad (PNBV, 2013-2017).
Es de conocimiento público que el sector agropecuario constituye uno de los principales pilares en que se afianza la economía en el Ecuador, lo que aporta considerablemente al PIB y a la generación de divisas del país. Además contribuye a la seguridad alimentaria de la población, no solo por ser un proceso característico de agricultura familiar con miras a destinar la mayor parte de su producción al mercado y la comercialización, sino también, por la agricultura familiar de subsistencia en donde la producción se concentra exclusivamente para el autoconsumo.
Sin embargo, pese a toda la contribución social y económica que aporta el sector agropecuario, presenta alta vulnerabilidad social, productiva y ambiental que requiere prioridad dentro de las políticas públicas. (MAGAP, 2015)
En el ámbito agropecuario, existen diferentes necesidades que presenta el sector productivo, razón por la cual es urgente considerar las tendencias más importantes para lograr el desarrollo sostenible con un enfoque holístico (PNBV, 2013-2017), encaminado a solucionar los problemas del sector agrícola y pecuario; además se requiere promover la seguridad alimentaria a corto y largo plazo, fomentar la agricultura a pequeña escala y desarrollar investigaciones que se enmarquen en minimizar la pobreza del sector rural y así evitar que los productores campesinos abandonen las unidades productivas agropecuarias.
Pese a los adelantos científicos y tecnológicos del siglo XXI, uno de los grandes paradigmas sigue siendo en la actualidad cómo lograr una agricultura sostenible, en vista que el desarrollo agropecuario, demanda conocer estrategias y formas de manejo y desde luego requiere contar de un grupo humano conformado por diferentes actores responsables y competentes que optimicen los recursos naturales enfocados a la sostenibilidad productivo ambiental.
No obstante, pese a los adelantos científicos y tecnológicos del siglo XXI, uno de los grandes paradigmas sigue siendo en la actualidad cómo lograr una agricultura sostenible, en vista que el desarrollo agropecuario, demanda conocer estrategias y formas de manejo y desde luego requiere contar de un grupo humano conformado por diferentes actores responsables y competentes que optimicen los recursos naturales enfocados a la sostenibilidad productivo ambiental.
Ante lo expuesto, es indudable la responsabilidad que tienen los diferentes entes y de manera específica las instituciones universitarias en promover carreras, escuelas o titulaciones que fomenten la formación actual de profesionales integrales y comprometidos que serán la generación futura relacionada con el ámbito agropecuario para brindar alternativas y soluciones a los problemas reales del ámbito productivo.
La formación de profesionales afines a la agricultura y el ámbito pecuario requieren de currículos que generen conocimiento socialmente significativo y consistentes en relación a las demandas y necesidades de las diferentes regiones del país y de la sociedad; considerando que la realidad del país es muy heterogénea por la extraordinaria diversidad geográfica y ecológica que lo caracteriza.
El perfil profesional de estos actores, requiere competencias de extensión, vinculación e investigación que le permitan comprender los problemas productivos, ambientales, sociales y económicos, y de esta forma sea pertinente con sus aportes y soluciones, utilizando tecnologías existentes y adoptando otras nuevas que sean amigables con el ambiente.
Otro punto a considerar es el hecho de fortalecer el desarrollo de capacidades y actitudes de los docentes para mejorar los procesos metodológicos de enseñanza aprendizaje.
Y no podría dejarse de lado la importancia que tiene el establecer políticas adecuadas que promuevan el desarrollo de sistemas de producción agropecuaria de manera dinámica. Es así que el Consejo de Educación Superior (CES) a través del Reglamento de Régimen Académico, establece disposiciones referentes al rediseño de las carreras así como de la oferta de nuevas carreras que apunten a resolver los problemas objetos de intervención de profesionales en el ámbito agrícola y pecuario en base a la pertinencia y necesidad que presentan cada zona de planificación en el país.