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El vicepresidente y el kirchnerismo

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El 10 de diciembre de 2011, Amado Boudou juró como vicepresidente de Argentina frente a una Cámara de Diputados repleta con barras que gritaban: “¡Patria sí, colonia no!”.  Hoy se sabe que esos gritos no representaban su pensamiento. Eran parte de los clichés de un gobierno con funcionarios que decidieron ahorrar en dólares en un banco de los Estados Unidos.

El exvicepresidente de Argentina Amado Boudou, mimado en el kirchnerismo, como ministro primero y después como segunda autoridad durante el segundo gobierno de Cristiana Fernández de Kirchner, fue detenido el viernes en Buenos Aires, acusado de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito en el ejercicio de su función pública.

Boudou fue arrestado en un apartamento de su propiedad en el exclusivo sector de Puerto Madero, junto a su socio, José María Nuñez Cardona. Las autoridades le reclaman la justificación de la procedencia de varios bienes, como un apartamento valorado en $120 mil y una suma de $80 mil que incluyó en una documentación jurada entregada en el año 2012.

Según Clarín, el monto que el socio de Boudou “blanqueó” de modo legal gracias a un régimen impulsado por el gobierno kirchnerista le permitió ingresar al mercado legal financiero 4.238.900 pesos y $795 mil. Ese dinero habría entrado gracias a las múltiples empresas que ambos crearon para comerciar en diferentes rubros, pero que Boudou, como funcionario público, no declaró como propias.

Fue un golpe al kirchnerismo, tal vez uno de los más fuertes, porque no ha sido el único. Hace dos semanas,el exministro de Planificación y viejo aliado de los Kirchner, Julio De Vido, fue detenido y acusado de decenas de cargos de corrupción. La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner ha dicho que el gobierno de Mauricio Macri promueve una persecución judicial en busca de acallar a la oposición política.

¿Persecución? Fernández de Kirchner volvió a la arena política para intentar recuperar el poder perdido, pero sin el control de las instituciones públicas ha ido de revés en revés. El discurso de la patria frente al imperialismo siempre ha sido un cliché, el de los que se creen salvadores del mundo cuando en realidad solo han buscado poner a buen recaudo un patrimonio de dudosa procedencia. Por eso su renuencia a dejar el poder. Por eso su obsesión por volver al poder. Porque entre sus convicciones está que el poder les da patente de corso. La patria para ellos significa solo salvaguardar sus privilegios, a costa de lo que sea.

 

 

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