¿Te ha pasado esto alguna vez: dejas accidentalmente tu teléfono celular en casa, y sientes que tu alma se ha quedado allí con él? Tus nervios se tensan, sientes la falta de aliento, en pocas palabras, sientes pánico. La reacción específica de un dispositivo olvidado depende del individuo, pero al final es básicamente ansiedad de separación: te encuentras lejos de algo que es realmente importante para ti.
En la realidad tecnológica actual, observamos el surgimiento de este nuevo síntoma, al cual llamo “ansiedad de los desconectados”. Puede parecer trivial, pero el fenómeno es lo suficientemente real como para ser estudiado.
El Gabinete de Comunicación Estratégica en México confirmó,,. en un estudio de 2016, que el 25% de la población del país se ha sentido triste o ansioso al no recibir un “me gusta” en su estado de Facebook, o cuando pierden conexión a Internet.
En los Estados Unidos, estudios psicológicos acerca de la relación entre la conectividad a Internet y la ansiedad, muestran que síntomas adicionales relacionados incluyen dolor de cabeza, alteraciones en el sueño y visión con tensión.
Los maestros lo ven todo el tiempo. Recientemente, en el Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación, uno de los alumnos del Colegio de Maestros comenzó a gritar eufóricamente, sorprendiendo a sus compañeros con su arrebato profano de: “Me olvidé de mi …”, posteriormente se lanzó a su mochila, sacando libros, papeles, vaciándolo todo. Pero en vano: el teléfono inteligente no estaba allí. Podía verse la ansiedad en su rostro, como si hubiera perdido un pedazo de sí mismo.
Tuiteo, por tanto existo
¿Cuál es la fuente del sentimiento de angustia? ¿Está realmente relacionado con el objeto olvidado? Un análisis posmoderno sugiere lo contrario.
Aquí hay una rápida actualización sobre el posmodernismo como concepto. Según el filósofo francés Jean-François Lyotard, el mundo posmoderno puede ser entendido como una vida moderna que se distingue por las pérdidas de las “grandes referencias”: el mito, la religión y la filosofía. Esto representa una experiencia vacía, que tratamos de llenar a través del consumismo.
Ahí es cuando ocurre la desconexión, ya que en sí la compra no nos satisface. Pero de hecho la desconexión ya ha ocurrido de todos modos: nacemos desconectados, perdidos en una realidad virtual que llamamos vida. O al menos eso es lo que muchas personas sienten, incluso niños, que ahora participan en menos juegos sociales debido a los apegos digitales.
Entonces, para el posmodernista, la causa real de la ansiedad al olvidar un teléfono celular no es la desconexión del mundo digital per se, porque nunca ha llenado el vacío dejado por la pérdida de grandes referencias. Más bien, es que el tema de repente se deja sin defensa contra la terrible realidad de la confrontación con los demás.
Sin una pantalla que me permita desaparecer en el ámbito del imaginario, debo enfrentarme a la otra realidad cara a cara, mediante una conversación, una discusión, o tal vez incluso una pelea.
Añadir y borrar amigos
El sociólogo polaco Zygmun Bauman lo dijo, “Lo que crean las redes sociales es un sustituto … puedes agregar amigos o borrarlos, controlar a las personas con las que interactúas”.
Basándonos en la literatura psicoanalítica y en la verdad filosófica sabemos que la ansiedad de los desconectados no se debe a que uno se sienta separado de la humanidad, sino que la ansiedad viene en dirección opuesta: de sentirse demasiado cerca del otro.
Es cierto, en la vida real, ¿Cómo se borra a alguien? ¿Cómo se puede bloquearlos o deshacerlos?
No puedes. Es por eso que la gente prefiere cada vez más las redes sociales y la manera en la que facilitan la vida. Y si no hay contacto o conexión virtual, la respuesta psicológica normal es sentir ansiedad, por supuesto – no debido a nuestra distancia del mundo virtual, sin embargo, sino porque cuando estamos desconectados, dejamos de ser sujetos de nuestra propia realidad y pasamos a serlo de la realidad misma.
Pero aún cuando estamos en sintonía con nuestras redes sociales digitales, sabemos por el testimonio de pacientes de psicoanálisis, que la excesiva confianza en las relaciones tecnológicas puede reducir peligrosamente nuestros mundos. La soledad se convierte en desolación, la conectividad se convierte en mecánica; el sujeto, descuidado, retraído, una condición que puede aumentar el riesgo de suicidio.
Incluso si disfrutamos de la riqueza de la excelente conectividad digital, el costo que produce es la creación de malas relaciones sociales. Estas son, al final, una parte crítica de la existencia humana.
Así que, basándonos en la literatura psicoanalítica y en la verdad filosófica, sabemos que la ansiedad de los desconectados no se debe a que uno se sienta separado de la humanidad, sino que la ansiedad viene en dirección opuesta: de sentirse demasiado cerca de la humanidad, demasiado cerca del otro.
Narcicismo digital
Si el sujeto está desconectado, no tiene otra opción que enfrentarse a su cónyuge, sus hijos, su padre, a quién sea. Es difícil enfrentarse con palabras, dialogar, hacer acuerdos, encontrar la paz.
La gestión de conflictos en Facebook difiere de la que se requiere en la vida real, como lo han demostrado numerosos estudios.
¿Qué es ansiedad que siente cuando se da cuenta de que ha dejado atrás su teléfono inteligente? No se trata del objeto que olvidó, tanto como de lo que representa: una función social que debe realizar en persona.
Ninguna pantalla en la que pueda hundirse, como Narciso ahogándose en su propia imagen. No, el sujeto sin teléfonos inteligentes debe comprometerse, reposicionarse frente a los demás, ser un humano real, vivo, que sueña, desea y razona, alguien al que no lo puedan borrar o deshacer. Y eso, de hecho, es una realidad que produce ansiedad.
https://theconversation.com/my-smartphone-myself-digital-separation-anxiety-in-the-postmodern-world-66881
Profesor de psicología, Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación
Profesor de psicología, Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación