Cuando un impuesto solo satisface la condición de recaudar y no se lo hace de la manera justa y equitativa y orientada al estímulo de la inversión y la producción, pierde la economía: la producción se contrae y el desempleo se incrementa.
En cuanto a la factibilidad de las reformas propuestas por el Consejo Consultivo de la Producción-Tributario al presidente Lenin Moreno, se pueden manejar dos perspectivas, la del sector privado y la del gobierno. En lo que respecta a la empresa privada, las propuestas de eliminar estos impuestos (IR e ISD) es saludable. Este tema ha sido un imperativo dentro de lo que han venido planteando los gremios empresariales.
Ahora bien, si se lo analiza desde la visión del gobierno, los impuestos son necesarios para la función de asignar y redistribuir los recursos. Pero en la actual coyuntura económica, reflejado en los desequilibrios fiscales, el fuerte incremento de la deuda y la menor recaudación de los ingresos extraordinarios de los precios del petróleo, es necesario, que antes de recaudar más impuestos, el régimen intente dinamizar la economía, por intermedio de la producción, la misma que está asociada a la creación de fuentes de empleo, requisito sine qua non para generar prosperidad a la sociedad. Hay que recordar que el empleo mitiga de manera superlativa las condiciones de pobreza y es el principal factor de la mejora distributiva en una nación.
Eliminar el anticipo, es lo ideal. En la actualidad ya ha sido eliminado el anticipo para ciertos sectores. Para compensar esta medida, se debería formalizar al sector informal, ampliar la base de contribuyentes y evaluar si la estrechez de la base imponible ha dado los resultados esperados.
El tema impositivo, sin embargo, no es suficiente para impulsar y fortalecer el aparato productivo; es necesario una gobernanza inteligente, en el que se consideren otras dimensiones, tales como un entorno económico, social, laboral, de función pública y administración adecuada. En este escenario, también hay que tomar en cuenta el papel que juegan los diferentes agentes: las organizaciones de la sociedad civil, los ciudadanos con su formación laboral, técnica y científica y las instituciones de enseñanza a todos los niveles, los centros creadores de conocimiento. Un Estado, que no considere estos elementos mata el emprendimiento y la iniciativa privada. Son factores esenciales para generar una empresa competitiva.
El acceso a mercados es fundamental para crear competencia, de esta manera se fortalece el aparato productivo nacional y lo potencializa a su internacionalización. Una empresa que es capaz de colocar sus productos en el exterior significa que es competitiva e innovadora y capaz de conseguir financiamiento. En este esquema, la microeconomía produce más progreso para la gente.
Dentro de los cinco ejes, sobre los cuales trascendieron las propuestas en el Consejo Consultivo Tributario el tema de tributos y entorno productivo lideraron las inquietudes. La eliminación del Anticipo del Impuesto a la Renta y el ISD, por el lado de los impuestos, y una revisión a la tramitología en lo que se refiere al entorno productivo.
También tomó relevancia el financiamiento, la innovación y el acceso a mercados.
Eliminar el anticipo, es lo ideal. En la actualidad ya ha sido eliminado el anticipo para ciertos sectores. Para compensar esta medida, se debería formalizar al sector informal, ampliar la base de contribuyentes y evaluar si la estrechez de la base imponible debido a la cantidad de gastos deducibles y exoneraciones, ha dado los resultados esperados. Asimismo, se debería compensar con un menor gasto público.
La vigencia de la Ley de Plusvalía no fue una buena señal para estimular al sector de la construcción. Esta actividad es muy importante en una economía por la cantidad de empleo que genera y por el dinamismo que le impone. El aumento de la carga tributaria, no solo debe tener como objetivo elevar el potencial recaudatorio, sino el de incentivar la inversión, en el caso de la Ley de Plusvalía, esto no se verificó.
El ISD más allá de ser un impuesto que afecta la inversión, es un tributo indirecto, de carácter regresivo, que afecta a los que menos tienen.
La redistribución del ingreso que se realiza a través del cobro de impuestos no puede estar supeditada a elevar la recaudación para cobrar solo a las empresas. Se debe recordar que la mayor carga tributaria en el Ecuador la paga el sector privado, al contrario en los países desarrollados de la OCDE esta recae en las personas. Mientras en nuestro país, las sociedades aportan con el 93% de los impuestos, en las naciones de la OCDE el 30% les corresponde a las sociedades y el resto a las personas naturales, todo según datos de la CEPAL.
En este contexto, la Ley de Plusvalía debería ser eliminada. En cuanto al ISD debería ser suprimido de manera progresiva 2 puntos porcentuales por año.
El ISD más allá de ser un impuesto que afecta la inversión, es un tributo indirecto, de carácter regresivo, que afecta a los que menos tienen.
De manera simultánea este impuesto no tendrá que ser compensado con mayores impuestos, sino con menos gasto. Cabe recordar, que nuestros vecino Perú y Colombia, crecen a tasas positivas con un gasto menor en relación al PIB, según datos del Estudio Económico de la CEPAL 2017.
Como medida adicional urgente se debe formular un Código Laboral moderno, que propicie la creación de empleo, la competitividad, la flexibilidad en el régimen individual, la tecnología, que supere los prejuicios a la libre empresa, que busque conciliar los derechos del trabajador con el del empleador y considere las limitaciones que impone la realidad y el hecho innegable de la globalización económica. Un código que propicie en el corto, mediano y largo plazo construir empleos de calidad.
El crecimiento económico no solamente es un proceso de más y mejores máquinas y de más y mejores personas con estudios, sino que también es un proceso transformador y desestabilizador asociado con una destrucción creativa generalizada, criterio formulado por el famoso economista J. Shumpeter.
La gobernanza inteligente y pragmática requiere de un nuevo pacto fiscal entre el gobierno, el sector privado y la sociedad civil, para generar una nueva agenda y así reactivar la economía. Es el momento, que la política económica demuestre su pragmatismo y cambie el rumbo hacia un esquema económico que impulse la inversión privada, la producción y el empleo. En concordancia con lo planteado, la nueva administración del Presidente Lenín Moreno, ha formado un Consejo Consultivo Productivo-Tributario en la que se busca llegar a consensos en estos temas complejos, en los que el país necesita de una empresa privada con libertad para emprender, producir y generar empleo.
El crecimiento económico no solamente es un proceso de más y mejores máquinas y de más y mejores personas con estudios, sino que también es un proceso transformador y desestabilizador asociado con una destrucción creativa generalizada, criterio formulado por el famoso economista J. Shumpeter. Es decir, sustituir lo viejo por lo nuevo, en la que una empresa crea nuevos productos o formas de producción, que desplazan a las empresas ya establecidas y que por medio de este proceso la economía crece y por ende se fortalece. En tal sentido, lo que distingue a la unidad productiva de las demás es la búsqueda de la innovación.