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El fraude con las tarjetas de crédito: Lo que necesita saber

Tiempo de lectura: 5 minutos

Si usted es dueño de una tarjeta de crédito o débito, existe una posibilidad nada despreciable de que usted pueda estar sujeto a un fraude, al igual que millones de otras personas en todo el mundo.

A partir de la década de los 80, ha existido un aumento impresionante en el uso de tarjetas de crédito, débito y prepago a nivel internacional. Según el Informe Nilson de octubre 2016, en 2015 más de $31 billones fueron generados en todo el mundo por estos sistemas de pago, un 7,3% más que en 2014. En 2015, siete de cada ocho compras en Europa se realizaron electrónicamente.

Gracias a los nuevos sistemas de transferencia de dinero en línea, como Paypal, y la expansión del comercio electrónico en todo el mundo -en un mundo en desarrollo que ha adoptado estos sistemas de manera creciente e incluyente- se espera que estas tendencias continúen.

Gracias a compañías líderes como Flipkart, Snapdeal y Amazon India (que en conjunto tenían el 80% del mercado de comercio electrónico indio en el 2015), así como Alibaba y JingDong (que tenían más del 70% del mercado chino en 2016), los pagos electrónicos están llegando de manera masiva a nuevas poblaciones de consumidores.

Esta es una mina de oro para los ciberdelincuentes. Según el informe de Nilson, las pérdidas mundiales por fraude con tarjetas se elevaron a $21.000 millones en 2015, frente a los $8.000 millones en 2010. Para 2020, se espera que ese número llegue a $31.000 millones.

Dichos costos incluyen, entre otros gastos, los reembolsos que los bancos y las compañías de tarjetas de crédito hacen a los clientes defraudados (muchos bancos en Occidente limitan la responsabilidad de los consumidores en $50, siempre y cuando el delito se notifique dentro de 30 días para tarjetas de crédito y dentro de dos días para las tarjetas de débito, lo que incentiva a los bancos a realizar importantes inversiones en tecnologías antifraude.

El delito cibernético también causa costos a los vendedores. Ellos se encargan de proporcionar a los clientes un alto nivel de seguridad. Si son negligentes en este ámbito, las compañías de tarjetas de crédito pueden cobrarles el costo de reembolso de un fraude.

El seguimiento continuo del gasto e información del titular de la tarjeta, incluyendo el tiempo, la cantidad y las coordenadas geográficas de cada compra, puede desarrollar un modelo informático que calcularía la probabilidad de que una compra sea fraudulenta.

Los tipos de fraudes

Hay muchos tipos de fraude de con tarjetas de crédito, y cambian con tanta frecuencia como las nuevas tecnologías, de tal manera que es casi imposible enumerarlos a todos.

Existen dos categorías principales:

  1. Fraudes con tarjeta no presente (FTNP): Esta es la forma más común de fraude y se produce cuando la información del titular de la tarjeta es robada y usada ilegalmente, sin la presencia física de la misma. Este tipo de fraude suele ocurrir en línea, y es comúnmente el resultado de los llamados correos electrónicos de “Suplantación”, que son enviados por los estafadores con mensajes que suplantan la identidad de instituciones creíbles para robar información personal o financiera a través de un enlace contaminado.
  2. Fraudes con tarjeta presente (FTP): Esto es menos común hoy en día, pero vale la pena que sea conocido. A menudo toma la forma de “Duplicación” – Esto ocurre cuando un vendedor deshonesto pasa la tarjeta de crédito de un consumidor en un dispositivo que almacena esta información . De tal manera que los datos se utilizan posteriormente para realizar compras, y el monto se cargará en la cuenta del consumidor inicial.

 

 

Bruno Buonaguidi

Investigador, Instituto InterDisciplinario de Datos Científicos, Università della Svizzera italiana

Bruno Buonaguidi recibe financiamiento (beca postdoctoral) de Axa Research Fund.

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