La ciudad amaneció envuelta en medio del caos debido al paro convocado por los transportistas que, además, reciben subsidios de la ciudad por un servicio que es calificado como pésimo. El reclamo es un alza de pasajes de 25 centavos a 30 centavos. Un tema que está en debate en el Consejo Metropolitano.
El reclamo justo a no ha servido para que los transportistas muestren la prepotencia que les ha caracterizado y el poder acumulado durante los últimos diez años, en los que fueron comensales privilegiados de Carondelet. Una década en la que acumularon poder gracias a los subsidios y los beneficios que les concedía el Gobierno cada que vez que alzaban las voz o amenazaban con un paro.
El Gobierno para verse menos secuestrado por los transportistas decidió traspasar las competencias del transporte a los Municipios y muchos gobiernos locales, para evitar la presión del reclamo de las subidas de pasajes, decidieron otorgar subsidios para mantener la tarifa congelada. Ahora fuera de esos subsidios reclaman el alza de pasajes.
Si el Municipio de Quito tiene ahora las competencias del transporte pues una buena idea sería municipalizar el servicio. Que todo el transporte público esté a cargo del gobierno local para que el transporte público no sea el negocio de unos cuantos dirigentes propietarios de varias cooperativas que han sabido usar la presión y el chantaje para obtener grandes beneficios.
La paralización del transporte público es un delito tipificado en el Código Penal y las autoridades de la ciudad están en todo el derecho de actuar con todo el rigor de la ley.