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No hay que tolerar a los intolerantes que quieren imponer sus objetivos

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Sin duda lo de Charlottesville es muy relevante. Los supremacistas blancos marchaban y se encontraron con que otros le cerraban el paso. No es una manera inteligente de hacer las cosas tanto de un lado como del otro. Imagino que mis simpatías pro Israel y mi oposición a los antijudíos me habría puesto, en mi mente calentada, del lado de los anti-manifestantes. Pero hay la típica y siempre soportada violencia de las izquierdas, que igual apoyan a Cuba, a Corea del Norte, a Irán y toda la banda de estados totalitarios. Los garrotes en Charlottesville estuvieron de los dos lados y me parece que cuando eso ocurre hay que poner orden en las dos partes. Y por supuesto el criminal atropellador tendrá que sufrir un duro castigo.

En último término yo aplaudiría a la policía, que trató y en algo detuvo los enfrentamientos. Es el Leviatán que al final siempre se lo necesita cuando no hay argumentos.

Los monumentos recogen historias, que siempre tienen adeptos. No se saca nada queriendo borrar lo pasado diciendo que no lo hubo, tratando de destruir cualquier huella. La Confederación perdió, felizmente. Yo me coloco del lado de los federalistas de los Papers, Hamilton, Jay y Madison. No hay que tolerar a los intolerantes que quieren imponer sus objetivos en la calle a punta de palos, sean de derecha o sean de izquierda, sean fanáticos de una religión o de otra.

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