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¿El principal conspirador en Telesur?

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Desde tiempos inmemoriales en la época de la República se ha dicho que el principal conspirador es el  vicepresidente de la República. En el caso ecuatoriano, en estos tiempos, esa situación se podría decir que se ha vuelto hasta folclórica, por no decir menos que patética sino fuera por los ribetes de impunidad y maldad que encierra.

Un vicepresidente sin funciones tiene un tío sindicado en uno de los casos de corrupción más escandalosos de los tiempos modernos y no conforme con no aclarar por qué ese familiar tan cercano negociaba como un persona particular donaciones y arreglos de millonarios contratos de obra pública con la constructora brasileña Odebrecht ahora busca no solo hacerse el desentendido sino convertirse en un eje de una crisis política llamando a una muerte cruzada que solo la puede convocar el Presidente de la República, según la Constitución hiperpresidencialista diseñada en Montecristi.

El vicepresidente sin funciones ahora busca vender en canales como Telesur, financiado por una dictadura declarada hasta por el alto comisionado de derechos humanos de la ONU como dictadura, la idea de que es víctima de una persecución, cuando la justicia le ha dado amplios márgenes de impunidad.

¿Si su tío aparece en videos en conversaciones con ejecutivos de Odebrecht con millonarios contratos de obra pública en Ecuador, sin tener ninguna función pública, por qué el Consejo de la Judicatura no se escandaliza y llama a los jueces a actuar o inicia cargos contra los jueces que no actúan?

¿La justicia está secuestrada? ¿Si los correos entre altos funcionarios públicos de instituciones que deberían ser independientes son reales, qué garantías hay de un proceso justo para evitar la impunidad en casos como los del vicepresidente sin funciones? ¿La justicia está recibiendo llamadas desde Bélgica?

Son preguntas válidas, como también la pregunta de si el Gobierno de Ecuador está dispuesto a seguir con sus aportes económicos para financiar un canal como Telesur. Una de las primeras medidas de Argentina tras salir del kirchnerismo fue cortar las fuentes de financiamiento a esa cadena controlada en su integridad por el chavismo.

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