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Maduro, un dictador constantemente amenazando

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La salida de Nicolás Maduro de la Presidencia de Venezuela está cada día más cerca, porque la oposición se ha mantenido firme en las calles pese a las decenas de muertos, heridos y detenidos y sus constantes amenazas. El peso de la opinión pública ahora es tan grande que el chavismo ha buscado oxigenarse con unas dudosas elecciones para formar una Asamblea Constituyente.

Si bien el tema de la Constituyente ha creado opiniones divididas, al final del día no tendrá mayor peso en el desenlace de las protestas. El cambio de la cárcel por arresto domiciliario de Leopoldo López va a ser muy decisivo también pues forzaría aún más la salida del régimen de Maduro. Está llegando el día, sin duda. El rechazo al Gobierno está por sobre el 70%.

Luego está el plebiscito convocado por la oposición para contrarrestar la Constituyente. Son tres preguntas:

1) ¿Rechaza y desconoce la realización de una Constituyente propuesta por Nicolás Maduro sin la aprobación previa del pueblo venezolano?

2) ¿Demanda a las Fuerzas Armadas Nacionales y a todo funcionario público obedecer y defender la Constitución del año 1999 y respaldar las decisiones de la Asamblea Nacional?

3) ¿Aprueba que se proceda a la renovación de los poderes públicos de acuerdo a lo establecido a la Constitución, y a la realización de elecciones libres y transparentes así como la conformación de un gobierno de unión nacional para restituir el orden constitucional?

La primera plantea el rechazo a la nueva Constituyente formada por grupos que representarán solo los votos de los chavistas. Si bien el plebiscito tal vez no pueda tener peso legal, porque no tiene el apoyo del poder electoral controlado por el chavismo, será una demostración más del repudio del pueblo venezolano contra el Gobierno que ha violado todos los Derechos Humanos.

La convocatoria sin duda va a ser multitudinaria. Una manifestación simbólica, pero multitudinaria.

La segunda pregunta tiene como objetivo el respaldo y respeto a la Asamblea Nacional para quitar fuerza a la Constituyente de Maduro. Una especie de Asamblea paralela que será elegida por grupos y sectores sociales leales al chavismo.

¿Cómo van a integrar esos grupos o sectores sociales que van a elegir a los constituyentes? ¿Qué representa el voto de un llamado sector social? Es una confusión que ha creado Maduro, de la que se quiere aprovechar porque los constituyentes no serán elegidos por el voto universal sino por grupos y sectores del chavismo. ¿Cómo saber a qué sectores sociales pertenecen los votantes? ¿Cómo se van a conocer los resultados por territorios?

Es un panorama complejo, porque del otro lado está el plebiscito, una especie de oposición electoral, que tampoco tiene un sustento por lo menos en lo organizacional ni tampoco en lo legal. Tanto en la elección de la Constituyente como en el plebiscito hay falencias, al menos en la organización.

La crisis está llegando a un punto de confrontación tal en el que las milicias tendrán que decidir entre salir a una carnicería despiadada o decir esto no va más para apoyar la realización de elecciones libres como pide el plebiscito.

Pero lo real es que la gente ya lleva más de 100 días en las calles, hay casi 100 muertos producto de la represión. ¿Cómo va a sostenerse el Gobierno en una situación así? ¿Cómo se administra un Gobierno en esas condiciones?
No hay una organización en la administración pública. No hay administración pública. No hay ningún proyecto grande de infraestructura en marcha. Ahí no hay nada más que caos. Solo cabe esperar que la situación no llegue a las armas, pero hasta las armas están en manos de los chavistas.

La crisis está llegando a un punto de confrontación tal en el que las milicias tendrán que decidir entre salir a una carnicería despiadada o decir esto no va más para apoyar la realización de elecciones libres como pide el plebiscito.

¿Qué otras salidas quedan para este caos? Por ahí se barajan posibilidades de que Panamá o España acepten dar asilo político a Maduro, dictador que está en sus momentos finales.

El chavismo ha comenzado a mostrar sus puntos débiles. Lo ha hecho en la misma liberación de Leopoldo López. La canciller Delcy Rodríguez, que ha gritado tanto contra el imperio en la Asamblea de la OEA, se presentó en la residencia de López en la madrugada a la que se lo condujo desde la cárcel de Ramo Verde. La más clara defensora del chavismo a nivel internacional y además es candidata a la Constituyente.

¿Hasta dónde pueden llegar Maduro y el chavismo? A ninguna parte. Ni un proyecto como el de Cuba podría ser posible ahora. Estados Unidos y otros importadores del petróleo venezolano deberían pensar seriamente en dejar de comprar petróleo aunque fuera por 60 días a Venezuela. Es lo único que nutre al Gobierno. ¿Qué podría hacer Maduro sin dinero? ¿Qué pasa si deja de pagar los salarios a las Fuerzas Armadas?

La gente ya no puede movilizarse ni para sus tareas cotidianas. Las empresas están paralizándose. Es un caos que crece como una bola de nieve. ¿Cómo va a controlar esta situación el gobierno de Maduro?

Los ingresos del petróleo, son el principal sustento del chavismo, ya que la agricultura, la industria y otras actividades económicas, han sido destruidas por las políticas del mismo chavismo, a lo largo del tiempo. Al dejar de contar el gobierno con estos recursos se produciría una paralización de la acción gubernamental que hoy en día está orientada hacia la represión y conculcasión de las libertades.

La gente ya no puede movilizarse ni para sus tareas cotidianas. Las empresas están paralizándose. Es un caos que crece como una bola de nieve. ¿Cómo va a controlar esta situación el gobierno de Maduro? La oposición no quiere dar ni un paso atrás peor ahora con Leopoldo López llamando a mantenerse en las calles.

En el contexto de las protestas y el descontento social, además resulta muy difícil que un grupo como las Fuerzas Armadas puedan sostenerse unidas como un solo núcleo. Tal vez los jerarcas estén con el Gobierno, pero ¿qué pasa con los mandos medios, la tropa? De ahí también puede salir una solución, una posible división de las Fuerzas Armadas, que los militares se quiten los uniformes y vayan a las calles a apoyar las protestas. Ahí se termina todo el cuento del chavismo y del socialismo del siglo XXI del que quedaría solo la Bolivia de Evo Morales y Nicaragua que ya tiene su propia dictadura familiar….

Pero lo triste de experimentos como el del chavismo, que regó de petrodólares a América Latina, es lo que alguien dijo en una conversación: ¡Qué pena que a estas alturas en América Latina no haya un solo país que ya sea una potencia!

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