Y esta vez es contra su exaliada, la fiscal general, Luisa Ortega, quien ha denunciado la existencia de un Estado de Terror en Venezuela, algo tan evidente afuera que ni siquiera valdría la pena recalcarlo. El propio chavismo reconoce ese Estado de Terror al enfilar sus armas contra la fiscal a la que congela sus cuentas y le impide vender sus propiedades.
Es todo el aparato del Estado bajo el control del chavismo puesto en marcha contra una persona que ha denunciado lo evidente, un Estado de Terror en un país sin alimentos, sin medicinas, sin servicios públicos de calidad, que no duda en endeudarse para comprar bombas lacrimógenas para reprimir a la población que protesta.
A nadie en la comunidad internacional, con algo de sentido común, le queda alguna duda sobre el Estado de Terror que se vive en Venezuela, donde chicos son asesinados o bien por la llamada Guardia Bolivariana, que debería ser rebautizada como Guardia Criminal Chavista, o bien por los grupos civiles armados y entrenados para amedrentar, para generar terror, para asesinar a sangre fría…
Delincuentes armados que se pasean en motocicletas a vista y paciencia de los llamados a resguardar el orden público, pero que en realidad lo único que hacen es resguardar ese régimen de terror aferrado al poder, a cuenta de una supuesta revolución que solo ha generado hambre y destruido la riqueza de un país a una velocidad impresionante.
Pero Venezuela está en las calles, desafiando ese Estado de Terror. Ese estado al que ningún país debería llegar por el bien de sus ciudadanos, y por eso se hace necesario, en Ecuador, empujar ese proceso de Diálogo Nacional iniciado por el actual Gobierno; un proceso donde la participación ciudadana debe dejar de ser una ficción o una imposición o un Quinto Poder donde hay de todo menos participación ciudadana.
¿Para dónde va ese proceso? Hay algunos resultados visibles, personas que se escondían en la montaña o en los bosques o que guardaban prisión, enjuiciadas en el anterior Gobierno solo por salir a protestar contra sus políticas, ahora respiran libres. El Diálogo no es solo eso, pero es un inicio.
Como es un inicio también la reunión que el Presidente Moreno mantuvo con expresidenciables, pese a las críticas de la presidenta del movimiento que llevó a Moreno al poder. Porque desde un ala del oficialismo se sigue creyendo en un modelo de imposición; en un modelo donde el mando se ejerce a gritos; donde el mando se impone con juicios, represión…; donde se confunde orden público con represión pública.
Y en temas más amables, desde el sur se sigue impulsando el desarrollo para el sur y todo el país. Los emprendimientos y la innovación a la que apuesta la UTPL sigue rindiendo frutos con empresas que hacen productos con ingredientes ya poco conocidos como la máchica, que era parte de la dieta de los hogares ecuatorianos.