El problema de Venezuela y Siria se ha desbordado, son estados fallidos en donde se ha roto el tejido social, están en una guerra civil. Solo la comunidad internacional puede intervenir para salvarlos. En el caso del país latinoamericano se están demorando mucho y van a existir más víctimas, de hecho ya hay muertos de lado y lado y los organismos internacionales no realizan una acción concreta que ponga fin al conflicto.
La Organización de Estados Americanos (OEA) debió expulsar a Venezuela de la Carta Democrática desde hace algunos días. Hasta ahora no existe una reunión con ese país. Nicolás Maduro pide su salida de este organismo, pero tampoco es un tema fácil porque al adherirse se aceptan las condiciones de ese grupo y la salida es un mecanismo que demora algún tiempo, pero los gobiernos de la región deberían utilizar el derechos internacional y desconocer al gobierno de Maduro. La mejor forma de hacerlo es retirando a los embajadores. Entonces, al desconocerlo, el gobierno venezolano se va a caer porque no puede existir un gobierno que sea desconocido por la comunidad internacional.
Por ello se ha dicho en reiteradas ocasiones que la situación de Venezuela está en manos de la comunidad internacional, en sus manos está ponerle fin a la violencia que allí se vive y se espera que eso sea inmediatamente. Al parecer priman los intereses. Lamento que gobierno como los de Ecuador Y Bolivia no se pronuncien por motivos ideológicos, básicamente porque las violaciones a los sistemas democráticos, a los Derechos Humanos no tienen ideología: o son violaciones o no lo son, pero no pueden alegar su no intervención por motivos ideológicos.
La OEA ha realizado pronunciamientos y ha enviado cartas al gobierno de Maduro, pero insisten en el diálogo, sin embargo ya se ha agotado esta instancia e incluso ha intervino el Papa Francisco y no se llega a un acuerdo; entonces, no se puede dialogar con Nicolás Maduro porque para ello hay que desistir de posiciones originales y él no quiere desistir ni siquiera en el tema de dar libertad a los presos políticos. Cuando ya se ha roto el diálogo, lo único que queda es actuar. Ojalá la comunidad internacional actúe pronto o caso contrario, la situación de Venezuela será peor, da pena ver cómo se matan de lado y lado.
Venezuela y Siria tienen una similitud: en los dos lados se ha roto el tejido social y se matan a ciudadanos. Debe reformarse el papel que cumplen los organismos internacionales porque no se entiende cómo las Naciones Unidas no interviene en Siria y la OEA no interviene en Venezuela. En ese sentido, no puede existir organismos internacionales que no actúen. Esa es su obligación y el reto que tienen estas organizaciones en el siglo XXI