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El presidente afgano califica la matanza en Kabul como crimen contra la humanidad

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Una atentado terrorista ha causado este miércoles por lo menos 80 muertos y cientos de heridos en el centro de Kabul, según las últimas cifras facilitadas por el Ministerio de Sanidad. El atentado, atribuido a un camión bomba, es uno de los más graves que se ha producido en la capital afgana y ha afectado a varias embajadas próximas, entre ellas las de Alemania, Francia y China. También ha dañado el hospital de la ONG italiana Emergency.

El presidente afgano ha tachado la matanza de “crimen contra la humanidad” al expresar su condena a través de Twitter. La detonación ha tenido que oírse en el propio palacio presidencial, conocido como Arg o Ciudadela, que se encuentra a apenas 800 metros en línea recta del lugar de la explosión.

Los talibanes han negado cualquier implicación. En un comunicado, el portavoz de la guerrilla, Zabihullah Mujahid, ha reiterado que condenan ese tipo de “operaciones indiscriminadas que causan víctimas civiles”. El desmentido está en línea con el intento del grupo de presentarse como una alternativa de gobierno frente al que califican de “marioneta de Occidente” y apunta como autor al Estado Islámico.

Las imágenes televisadas muestran una enorme columna de humo negro, restos calcinados de vehículos, paredes derrumbadas y coches que aún tienen a sus ocupantes, muertos o heridos en el interior. El cercano hospital Wazir Akhbar Khan se encontraba totalmente desbordado por la llegada de ambulancias y de personas en busca de familiares, según informan las agencias de noticias.

El atentado se ha producido hacia las 08:30, una hora pico en el que las calles de Kabul están atestadas de tráfico, en especial en esa zona conocida como barrio diplomático por la concentración de embajadas. De acuerdo con fuentes citadas por la cadena privada afgana ToloNews, los explosivos estaban escondidos en un camión cisterna que ha estallado a la altura de la plaza de Zandaq, entre la compañía de telefonía móvil Roshan y el recinto amurallado de la Embajada de Alemania.

En los últimos meses Kabul ha sufrido esporádicos atentados que apuntaban al deterioro de la seguridad en todo Afganistán, pero hay que remontarse a julio del año pasado para encontrar uno de la gravedad del de hoy. Entonces, dos suicidas causaron un centenar de muertos al hacerse estallar en una manifestación de chiíes. Como muchos de los últimos ataques, aquel también se lo atribuyó el Estado Islámico en la Provincia de Jorasán, como se autodenomina la franquicia local del ISIS.

La capacidad de los terroristas para atacar objetivos de seguridad en Kabul, que se supone es la ciudad más protegida del país, pone de relieve las limitaciones de las fuerzas afganas. Aunque en parte entrenadas por Estados Unidos y otros países de la OTAN, soldados y policías se han visto afectados en los últimos años por las numerosas bajas, las deserciones y la corrupción que mantenía en nómina a agentes fantasma.

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