No sorprende que Lenin Moreno haya ganado las elecciones en Ecuador, de hecho, desde que se anuncio una segunda vuelta electoral era mucho más fácil que gane el oficialismo porque tenía que alcanzar un 11 % y lo consiguió. Lasso también creció, pero no lo alcanzó, según los datos del Consejo Nacional Electoral.
Sí queda un sinsabor porque cuando se usa una herramienta totalmente transparente, como lo ha dicho Juan Pablo Pozo, máxima autoridad del CNE, y desaparece en un momento dado la página web con un porcentaje y una tendencia de crecimiento de un candidato y luego aparece todo lo contrario, sí deja dudas. Puede existir una casualidad, de hecho es el ser humano quien maneja las cosas, por lo tanto pueden haber casualidades y causalidades, en este punto hay que optar por ser personas de buena fe.
Finalmente existe un país divido, pero al comparar este ejercicio electoral con otras elecciones, Alianza País no siempre tuvo el 100 % de los votos a favor, siempre hubo un margen de quienes no votaron por este partido político, pero la democracia es eso: un voto más hace la diferencia. Se espera que el mismo gobierno sea el que se encargue de cicatrizar las heridas de quienes votaron de distinta manera y que se constituya en un cambio positivo.
Ayer las declaraciones de Moreno en contra de la encuestadora Cedatos generaron sorpresa porque no se esperó un discurso de arrogancia y de agresión, sino más bien de llegar a un momento de consolidación como país, de olvidar las diferencias y trabajar en beneficio de todos.
Esto es una clara estrategia política que ha sido parte de los últimos 10 años. Se ha puesto en un lado a los ‘pelucones’ y en otro lado al pueblo. En Argentina son los ‘gorilas’ y el pueblo, en Brasil también a un lado está la gente que tiene dinero y en el otro lado está el pueblo… entonces se ha instaurado que el partido de gobierno -así haga más dinero- es el pueblo y los otros son los ricos a los que hay que atacar, eso ha sido una mentira y una manipulación. En ese sentido, se esperaba un cambio de discurso de parte del Presidente electo, pero fue confrontativo. Eso es echar combustible al fuego.
La campaña política ya pasó y se espera que Lenin Moreno sea un estadista. En la política como en el fútbol no se saca nada si es que un jugador sigue con la sangre en el ojo con el que le hizo una falta. Si se busca solo desquitarse del que le pateó va a perder el control del partido, en ese sentido es bueno limar asperezas.
Ahora, no se sabe cuánto tiempo esté en el poder porque en su momento se retiró porque las jornadas que exigen este tipo de cargos públicos es muy demandante. Es similar a lo que ocurrió en el gobierno de Sixto Durán Ballén era notable que quien manejaba la economía del país era Alberto Dahik y fue su equipo el que estuvo al frente del área económica cuando huyó hacia Costa Rica.
Las lecciones de la campaña
En los próximos cuatro años el político a vencer es Pablo Arosemena, un joven empresario que es un perfil a tomar en cuenta. Es decir, nacen nuevos perfiles y eso es bueno porque en esta campaña fueron los nombres de siempre, excepto Iván Espinel. Ahora la campaña arroja nuevos liderazgos. El mismo alcalde de Quito, Mauricio Rodas, vio en algo reflejada su fallida alcaldía y que ahora puede ser mejor. En la costa empezaron a salir nuevos líderes.
En las elecciones que concluyó en Ecuador se eligieron a personajes de pantalla, pero de Alianza País, sin embargo no salieron electos personajes que representaban a otros partidos políticos como los que lideraban la campaña ‘ojo seco’ y esto ya es un cambio. Por ello, sí se espera que para las elecciones posteriores existan cuadros nuevos y quizá sea el turno de los empresarios, que no necesariamente haga el juego de las ideologías, que fue el otro error en la campaña, pues se estigmatizó mucho el juego de la derecha y de la izquierda con algo que no cabe. Por ejemplo se estigmatizó a la derecha con la banca y el Opus Dei. Nada de eso debería ser malo.