Hay muchos eufemismos alrededor de la política migratoria de los países: zona de tránsito, admitido, inadmitido, expulsado, deportado, cuando el fin es el mismo. Sacar de un país a una persona que el Gobierno de turno considera incómoda, ya sea por verdaderas razones de seguridad o por simples razones políticas.
Un Gobierno que no acepta a una persona o la discrimina por su raza, pensamiento o lo que sea no puede hablar de ciudadanía universal ni de derechos de movilidad humana. No es coherente, ni puede pasar por democrático.
Uno de los últimos comunicados de la Cancillería ecuatoriana cuestionaba en duros términos el informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre Derechos Humanos, en el capítulo Ecuador, porque, aseguraba, atentaba contra los principios del multilateralismo al tener como objetivo afectar la imagen internacional de Ecuador “para favorecer intereses de agendas de actores políticos”.
“El Gobierno ecuatoriano, desde la legitimidad, que le confiere haber ratificado todas las convenciones internacionales en el marco de la ONU y del Sistema Interamericano de Derechos Humanos, (…) -decía el comunicado- insta al gobierno de Estados Unidos a escuchar los constantes llamados de la comunidad internacional para poner fin a la grave amenaza a los Derechos Humanos a la que ha expuesto a miles de ciudadanos y ciudadanas en situación de movilidad humana en su territorio. (…)”
Y la Cancillería ecuatoriana llamaba a Estados Unidos a “erradicar prácticas sistemáticas de detenciones ilegales; (…) la utilización de aviones no tripulados para asesinar a centenares de ciudadanos alrededor del mundo”.
En esas palabras, textuales.
El Gobierno ecuatoriano puede recurrir a mil argumentos para justificar la expulsión del país de Lilian Tintori, una activista venezolana que ha estado en permanente lucha contra un poder concentrador, como el que representa Nicolás Maduro, que ha acaparado todos los poderes, todos los espacios, hasta los del pensamiento.
Pero Lilian Tintori ha sido recibido por todas las democracias del mundo. Ha tenido tribuna en el Parlamento Europeo, al que Ecuador ha recurrido para buscar su apoyo para la firma de un acuerdo comercial promocionado con altoparlantes.
¿De qué se acusa a Lilian Tintori para prohibirle su ingreso a Ecuador, el país de la ciudadanía universal? Burdas campañas comenzaron a circular en la redes sociales, con las acusaciones más absurdas, casi de crímenes de lesa humanidad. Acusaciones que atentan contra el más elemental sentido común.
El mundo ahora es muy pequeño. Todo se conoce y cuando hay abusos en materia de Derechos Humanos todavía más.