Venezuela es un Estado fallido porque todas las funciones están en poder de Nicolás Maduro, la Función Legislativa era la única que no la tenia porque en las urnas el pueblo votó por la oposición. Lamentablemente, desde que se posesionó la Asamblea Nacional fue torpedeada permanentemente por el Presidente utilizando a la Función Judicial y no es la primera vez que lo hace. Ahora ya se le fue a la legislatura el control de las manos porque la Justicia la ha desconocido y ha asumido sus funciones, incluso le quitó algo que es inherente a los legisladores: la inmunidad parlamentaria.
Se ha violado el régimen democrático. En este momento lo que hay en Venezuela es una dictadura. No hay democracia. En ese sentido, le quedan dos caminos: uno de ellos es la intervención de la Organización de Estados Americano (OEA), que ya obtuvo en esta semana 20 votos, de los 18 que necesitaba, para aplicar lo que el Secretario General de esa organización, Luis Almagro, ha venido solicitando: la aplicación de la Carta Democrática. Otro camino es la intervención de los gobiernos latinoamericanos y desconocer el gobierno de Nicolás Maduro basados en un principio de Derecho Internacional, que es el desconocimiento de un gobierno producto de un sistema dictatorial y retirar a sus embajadores, ya lo hizo Perú. Estos son los dos caminos, pero hay que actuar, no se puede dejar que el pueblo venezolano, que está en una situación caótica, -en un mundo globalizado- no intervenga la comunidad internacional.
La OEA debe aplicar la Carta Democrática, pero independientemente, cada uno de los gobiernos debe desconocer la dictadura de Maduro y retirar a sus embajadores. La Carta Democrática, por primera vez, habla del concepto de democracia y señala que si la democracia está en peligro, –Venezuela ya vive una dictadura- la OEA puede intervenir. En ese sentido, -reitero- este organismo debe intervenir y usar este recurso. Sin embargo, si sus Estados miembros no toman una decisión, no puede actuar por sí sola, pero están decididos y ya cuenta con 20 votos positivos.
Venezuela vive ahora un desgobierno y se trata de un país que es 10 veces más rico que Ecuador, pero está en una situación de pobreza en donde el tejido social, que es el más difícil lograr, se ha roto. La culpa fue en inicio de Hugo Chávez y ahora de su “heredero” Nicolás Maduro y esto se configura en el fracaso total del Socialismo del Siglo XXI.
A pesar de que Venezuela cuenta con el apoyo de los países a los que les provee petróleo, ellos también deberían desconocer la dictadura porque lo que hay en ese país es un Estado fallido y al desconocerlo muy poco le va a quedar al gobernante. Esa situación es caótica y se debe consensuar el apoyo para que haya una salida positiva para el pueblo venezolano y tiene que hacérselo ya, porque sino va a ser peor.
El gobierno de Maduro al parecer vive otra realidad paralela a lo que ocurre en Venezuela, en su pueblo que emigra cada vez más; sin embargo los otros países del mundo tienen en sus manos una tarea importante y al desconocerlo no podrá sostener más su gobierno y no podrá hacer negocios con nadie. Entonces, al vivir una situación caótica, solo no se va a poder mantener y la presión internacional será la única que obligue a que se termine el abuso del gobierno de Maduro porque tiene a su favor todos los sectores del Estado, incluidas a las Fuerzas Armadas. Ahora hay que evitar un derramamiento mayor de sangre, de pobreza… los Estados deben de actuar y no debe haber contemplación alguna.