Icono del sitio Dialoguemos

México, en este capítulo de Trump, se presenta como el gran perdedor

Tiempo de lectura: 3 minutos

La sociedad ha alcanzado un alto grado de desarrollo en gran parte gracias al comercio internacional, ya que esta manera los países acceder a más bienes y a bienes más diferenciados. Gracias al comercio, las fronteras de posibilidades de consumo superan a las fronteras de posibilidades de  producción.

Es muy difícil aumentar la producción percápita de un país, debido a la escasez de recursos; sin embargo, si se puede, a través del comercio internacional, incrementar la productividad y aumentar el consumo del mismo país.

¿En qué consiste eso?

Cada país busca su ventaja comparativa y en base a eso se especializa e intercambia bienes, productos o servicios con otros países en condiciones favorables para ambos. Esas son reglas básicas en economía, que en la práctica han creado lazos y juntado fronteras. Es el gran fenómeno de la globalización al que Donald Trump ha dado un golpe con dos giros en la política de comercio exterior de Estados Unidos.

En América del Norte, un momento muy importante para la liberalización comercial fue el año 1994 cuando Estados Unidos, México y Canadá firman el Tratado del Libre Comercio (Nafta), por sus siglas en inglés. La intención de Donald Trump, ahora, de cerrar con un muro la frontera física de Estados Unidos con México y restringir el comercio sería un retroceso, un golpe a la globalización. Y hasta podría cambiar la forma de entender la globalización y el comercio internacional.

México, gracias al Nafta, había incrementado su producción de una forma exorbitante, eso había significado también un repunte de las fuentes de trabajo en ese país. Su desarrollo económico en las últimas décadas tiene su base en ese acuerdo comercial, ya que muchas empresas norteamericanas se domiciliaron en ese país por la mano de obra barata.

Según Trump, la consecuencia de ese acuerdo fue que mucha gente en Estados Unidos quedó desempleada y ahora su intención sería repatriar las empresas norteamericanas para generar fuentes de trabajo.

México, con esta decisión  de Trump, se presenta como el gran perdedor. Si todos esos planes se concretan habrá una contracción de su PIB y se desacelerará su crecimiento económico. Eso puede traer consecuencias un efecto domino para el resto de América Latina.

Pero por otro lado también está el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, el más ambicioso acuerdo comercial que se ha firmado en la historia de la humanidad, en el que Estados Unidos era uno de los socios más importantes y el más grande.

El objetivo principal de este acuerdo fue crear una zona de libre comercio gigante. Para eso, cada socio se había comprometido a establecer condiciones más o menos similares en cuanto a política pública y variables macroeconómicas. Eso habría ayudado a los países pequeños a tratar de superarse para alcanzar los estándares de las grandes potencias con el fin de mantenerse en el acuerdo.

El momento en que Estados Unidos se sale del acuerdo, este se queda huérfano, sin su gran hermano. La consecuencia en el tiempo puede ser la hegemonía de China, un país muy poderoso con un crecimiento económico superior al del resto del mundo.

China, que tenía un desarrollo económico represado, al abrirse al mercado ha presentado altos índices de crecimiento. Esta situación provoca que tenga excedentes de capital  por lo que va a tratar de ubicar ese capital en el mundo entero.

Los efectos de estas decisiones se van a ver más fuera que al interior de Estados Unidos, porque es una economía que se adapta fácilmente a los cambios. Lo que va a suceder es que  aumenten los precios de ciertos productos a la par de su productividad. Las empresas que exportan productos norteamericanos para consumo en el extranjero son las que tendrán un panorama complicado porque se encarecerán sus costos de producción y no van a poder aumentar el precio de sus productos tan fácilmente.

Las grandes empresas norteamericanas van a tener que decidir si se mantienen como marcas norteamericanas o se salen de Estados Unidos para producir en el extranjero y vender sus productos en el extranjero.

Al final, la economía norteamericana puede presentar cambios ya en los índices de inflación o en los niveles de desempleo. En economía enfrentamos siempre la disyuntiva entre las variables de inflación y desempleo. Si baja el desempleo hay que aceptar una porción de inflación, que es manejable.

Estados Unidos va a seguir siendo una potencia porque es un gran mercado, un mercado muy desarrollado, un mercado que se adapta fácilmente, con una gran fuerza de trabajo y un alto poder adquisitivo. Esas condiciones no van a cambiar.

Las ideas de Trump en el campo económico no son tan alocadas, pero en el plano político habrá repercusiones bastantes peligrosas, porque marcará un distanciamiento con México y otros socios comerciales como son la Unión Europea y China. Por lo tanto, se presenta un mapa geopolítico incierto.

Salir de la versión móvil