En la feria de turismo Fitur de Madrid, una de las mayores del mundo, hubo un espacio importante dedicado al turismo gay. España es un país considerado particularmente Gay Friendly, no en vano ha sido uno de los tres primeros en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Los turistas gays representan entre el cinco y el diez por ciento del turismo mundial y es parte del grupo con mayor capacidad adquisitiva. Es un turista que le gusta consumir sobre todo en lugares donde no se siente estigmatizado ni marginado, sino igual. Personas comunes y corrientes como cualquier heterosexual.
En 2012, la Organización Mundial del Turismo reconoció que es el segmento más dinámico e influyente del sector. Muchas empresas reconocen eso.
América Latina ahora intenta abrirse un hueco en ese segmento. Argentina, por ejemplo, destaca en sus folletos que fue el primer país del continente en legalizar el matrimonio homosexual y Colombia ofrece paquetes turísticos a medida.
En Ecuador, sin embargo, recién estamos en la etapa de discutir si el matrimonio entre personas del mismo sexo tiene los mismos derechos civiles que los matrimonios heterosexuales, pese a que el Gobierno se jacta de tener una de las constituciones más progresistas de la región. Recién estamos en la etapa de tratar de superar ese discurso homofóbico tan impregnado en una sociedad extremadamente conservadora.